EEUU refuerza ciberseguridad ante posibles ataques iraníes
Infraestructuras críticas estadounidenses en alerta máxima. El conflicto entre Irán e Israel aumenta el riesgo de ciberataques contra redes energéticas, hídricas y de transporte. Aunque no se han detectado amenazas recientes, organizaciones sectoriales instan a prepararse.
«Vigilancia extrema en un conflicto globalizado»
Sectores como energía, aviación o agua elevan sus defensas ante posibles ataques de hackers vinculados a Irán. «La interconexión global hace que ataques dirigidos a Israel puedan afectar indirectamente a EEUU», advierten los ISACs (Centros de Análisis e Intercambio de Información). Empresas como Intel, Hershey o AT&T ya recibieron alertas conjuntas.
¿Dónde están los mayores riesgos?
Expertos señalan que los sistemas más vulnerables serían los primeros objetivos, como los paneles de control israelíes en plantas hídricas, hackeados en 2023 por el grupo iraní Cyber Av3ngers. Jennifer Lyn Walker, del Water ISAC, afirma: «No queremos causar pánico, pero la amenaza es real».
Un gobierno menos visible
A diferencia de crisis anteriores, la coordinación federal ha disminuido. La CISA (Agencia de Seguridad de Infraestructuras y Ciberseguridad) perdió 1.000 empleados y carece de dirección confirmada. «Sigue accesible, pero no ha habido contacto específico sobre Irán», señala Andy Jabbour, del Faith-Based ISAO.
Lecciones de Ucrania
El programa «Escudos Arriba», creado en 2022 ante la guerra rusa, sirvió para consolidar una cultura de prevención. Kiersten Todt, exjefa de personal de la CISA, destaca que esa mentalidad «ya es parte del ADN de las infraestructuras críticas».
Cuando la geopolítica entra en red
La tensión entre Irán e Israel escaló tras el ataque de Hamás en octubre de 2023. Desde entonces, grupos hacktivistas aliados de Teherán han probado su capacidad para infiltrarse en sistemas occidentales, aunque sin daños graves hasta ahora.
El reloj sigue corriendo
La evolución del conflicto dependerá de las decisiones del gobierno estadounidense. Jabbour subraya: «Las próximas 48 horas serán clave». Mientras, las empresas mantienen guardia alta, conscientes de que un error técnico o político podría desencadenar una crisis digital.