Prisiones en Bolivia: entre el colapso y el incumplimiento constitucional
El coordinador del Mecanismo Nacional de Prevención de la Tortura (MNPT), Juan Luis Ledezma, denuncia que las cárceles en Bolivia no cumplen con los mandatos constitucionales, enfrentando serias deficiencias que afectan la rehabilitación y seguridad de las personas privadas de libertad. Los problemas críticos incluyen el hacinamiento, la precariedad de infraestructura y la corrupción interna.
Un sistema penitenciario en crisis
El sistema penitenciario de Bolivia se encuentra en una situación crítica. A pesar de que la Constitución y las leyes establecen que las cárceles deben ser lugares de rehabilitación, los hechos demuestran lo contrario, según manifestó Ledezma en declaraciones a ANF. En las prisiones, continúan ocurriendo delitos como el tráfico de drogas y la violencia, socavando aún más sus funciones rehabilitadoras.
Problemas estructurales alarmantes
El MNPT ha identificado siete problemas estructurales significativos en las prisiones bolivianas: precariedad de la infraestructura, hacinamiento, falta de clasificación de los internos, condiciones de vida deficientes (incluyendo acceso a servicios básicos), debilidad en la seguridad, corrupción y autogobierno, y la ausencia de programas eficaces de reinserción. Estos problemas están interrelacionados, creando un entorno de creciente marginalidad y violencia.
Impactos del hacinamiento
Hasta diciembre de 2024, la población carcelaria en Bolivia alcanzó las 32.035 personas, excediendo la capacidad máxima de las prisiones en un 105%. Este incremento, de más del doble desde 2021, evidencia una crisis marcada por la infraestructura inadecuada y una sobrepoblación que supera el 174% en algunos casos.
Contexto histórico y legislativo
La Constitución de Bolivia establece en su Artículo 74 la obligación del Estado de garantizar la reinserción social de los reclusos y asegurar condiciones de detención adecuadas. Sin embargo, la realidad carcelaria actual parece contradecir directamente estas disposiciones constitucionales, reflejando una desconexión entre la teoría y la práctica.
Transparencia y voces diversas
Las declaraciones de Ledezma son respaldadas por datos oficiales y coinciden con los informes de diversas organizaciones de derechos humanos, que subrayan la necesidad urgente de reformar el sistema penitenciario y abordar estos problemas desde múltiples ángulos para garantizar los derechos fundamentales de las personas privadas de libertad.
La crisis del sistema carcelario boliviano es un recordatorio contundente de la necesidad de implementar reformas significativas que alineen las prácticas penitenciarias con las disposiciones legales y los derechos humanos. Solo a través de un compromiso genuino y la acción coordinada del gobierno y las instituciones de justicia, podrá lograrse una transformación que garantice la seguridad y dignidad de todas las personas involucradas.