Asesinan a cuatro policías en Llallagua durante bloqueos violentos
Un grupo de manifestantes vinculados al exgobernante fugado atacó instalaciones policiales. Los hechos ocurrieron el 16 de junio de 2025 y evidencian un patrón de violencia contra la institución desde 2019. Las autoridades vinculan los ataques a intereses delictivos y políticos.
«Odio con mira telescópica contra la Policía»
El ataque en Llallagua dejó cuatro oficiales muertos y replicó el patrón de violencia de 2019, cuando turbas incendiaron comisarías. Según el antropólogo Víctor Hugo Vega Camacho, «los ideólogos de la confrontación» buscan desestabilizar el país. Los agresores están vinculados al contrabando y narcotráfico, según autoridades.
Antecedentes: La ruptura de 2019
El conflicto se remonta a octubre de 2019, cuando la Policía dejó de apoyar al gobierno acusado de fraude electoral. El 11 de noviembre de ese año, turbas atacaron comisarías en El Alto al grito de «¡Ahora sí, guerra civil!», destruyendo estaciones como la EPI de Tarapacá y la FELCC de La Ceja. Un uniformado murió golpeado y los efectivos debieron refugiarse en la EPI n°3 de Ciudad Satélite.
Repercusión ciudadana
Los recientes ataques han unido a policías y militares, mientras la población rechaza la violencia. Vega Camacho destaca que «la ciudadanía exige democracia e institucionalidad». Pese a ello, los agresores no han sido investigados por la justicia.
Lecciones no aprendidas
Los hechos de Llallagua muestran que los mismos actores repiten tácticas violentas, pero con mayor letalidad. La sociedad boliviana, sin embargo, sigue priorizando la paz institucional sobre la confrontación.