Netanyahu confirma muerte de jefe de Inteligencia iraní en ataques
Israel eliminó a dos altos mandos militares y atacó instalaciones nucleares. El primer ministro israelí aseguró que Irán acumula uranio para nueve bombas atómicas. Los enfrentamientos han dejado más de 100 muertos en Irán y ocho en Israel.
«Nuestros pilotos están sobre los cielos de Teherán»
Benjamín Netanyahu confirmó en una entrevista con Fox News la muerte de Mohamad Kazemi, jefe de Inteligencia de la Guardia Revolucionaria iraní, y su segundo, Hasán Mohaqeq. «Atacamos sitios militares y nucleares», declaró, y acusó a Irán de ser «un régimen terrorista» que pretende armar a grupos aliados como los hutíes.
Acusaciones sobre el programa nuclear
Netanyahu afirmó que Israel descubrió que Irán tiene uranio suficiente para nueve bombas nucleares. «Detuvimos eso atacando sus sitios y científicos, que son como los de Hitler», señaló. Evitó confirmar si EE.UU. vetó un plan israelí para asesinar al líder supremo iraní, Ali Jameneí.
Repercusiones inmediatas
Los ataques israelíes alcanzaron dos instalaciones energéticas en Teherán, mientras Irán respondió con misiles y drones que mataron a ocho personas en Israel. Más de 100 fallecidos en Irán incluyen militares y científicos nucleares. Teherán canceló una reunión sobre el acuerdo nuclear en respuesta a los bombardeos.
«Con el claro apoyo de EE.UU.»
Netanyahu aseguró que cuenta con el respaldo de Donald Trump, quien calificó a Irán de «engañoso». «Haremos lo necesario contra misiles y armas nucleares», declaró. La escalada comenzó el jueves con una ofensiva israelí que continúa activa.
Dos frentes, cientos de víctimas
El conflicto se intensificó en 2025 tras años de tensiones por el programa nuclear iraní. Israel insiste en que Irán busca armamento atómico, mientras Teherán niega las acusaciones. La Guardia Revolucionaria ha sido clave en apoyar a grupos aliados en la región.
Una escalada con consecuencias globales
Los ataques recíprocos marcan un punto crítico en el conflicto entre ambos países. La cancelación de las negociaciones nucleares y las bajas civiles y militares elevan el riesgo de una guerra abierta, con implicaciones para la estabilidad regional y el mercado energético.