Dos policías mueren en emboscada en Llallagua durante protestas

Dos subtenientes de la policía boliviana fallecieron en una emboscada durante protestas violentas en Llallagua, Potosí, en un contexto de creciente tensión política.
El Deber

Dos policías mueren en emboscada en Llallagua durante protestas violentas

Los subtenientes Carlos Apata y Brayan Barrozo fallecieron por impactos de bala. El ataque ocurrió el 11 de junio cerca de Llallagua (Potosí), durante enfrentamientos con grupos afines a Evo Morales. Un capitán permanece grave y autoridades denuncian uso de francotiradores por parte de manifestantes.

«Vilmente asesinados mientras cumplían su deber»

El ministro de Gobierno, Roberto Ríos, confirmó que los policías fueron atacados «por disparos de arma de fuego» durante una jornada marcada por violencia. Ambos eran egresados de la Academia Nacional de Policías. Ríos acusó a sectores radicales de usar la fuerza para «forzar una candidatura inconstitucional» de Morales.

Detalles del ataque

El Comando Departamental de Oruro reportó que la emboscada ocurrió a metros del ingreso a Llallagua. La asambleísta Azucena Fuertes y el comandante policial local corroboraron el uso de francotiradores desde cerros, similar a tácticas empleadas en 2019. El viceministro Aguilera anunció el despliegue de las Fuerzas Armadas.

Un conflicto que escala

El gobierno insiste en que la violencia busca imponer intereses políticos, mientras Ríos advirtió que la Policía actuará con «todos los medios legales» para proteger el orden público. Los manifestantes mantienen bloqueos y cerco a la ciudad, dificultando el acceso de ayuda médica para los heridos.

Heridas que no cierran

Llallagua fue escenario de enfrentamientos en 2019 durante la crisis política. La región norte de Potosí sigue siendo foco de tensiones por disputas entre el gobierno y sectores afines al expresidente Morales, quien busca una nueva candidatura pese a restricciones constitucionales.

El costo humano de la polarización

Los fallecimientos elevan la tensión en un escenario donde autoridades y opositores se acusan mutuamente de escalar la violencia. La población queda atrapada entre protestas y operativos de seguridad, con riesgos para la libre circulación y atención sanitaria.