Violencia en Llallagua tras protestas afines a Evo Morales

Conflicto en el norte de Potosí deja 51 heridos y destrozos en instalaciones policiales tras bloqueos violentos. La calma es tensa bajo vigilancia policial.
El Deber

Policía resguarda Llallagua tras ataques de campesinos afines a Evo Morales

51 heridos y destrozos en instalaciones policiales tras nueve días de bloqueos violentos en el norte de Potosí. Los pobladores levantaron barricadas por temor a nuevos ataques nocturnos, mientras la Policía mantiene operativos pese a los daños.

«La calma es tensa»: violencia y reclamos políticos

El coronel José Luis Arancibia, comandante policial de Potosí, confirmó que los efectivos continúan sus funciones pese a los destrozos en el comando: «Han destruido televisores, computadoras, todo lo que han podido». Los ataques fueron atribuidos a grupos afines al expresidente Evo Morales, quienes exigen su participación en las elecciones y protestan por la crisis económica.

Balance de heridos y detenciones

El centro de salud Siglo XX reportó 51 personas atendidas, superando la cifra inicial de 31 heridos manejada por la Policía. El coronel Mirko Sokol (FELCV) anunció denuncias contra los responsables de los ataques, calificándolos de «sin sentido». 14 personas ya fueron detenidas en Challapata por hechos similares.

Barricadas y miedo en las calles

Los habitantes de Llallagua levantaron barricadas en todas las vías ante el temor de una nueva incursión campesina. El exmandatario Morales definió esta semana como «decisiva», mientras el gobierno de Luis Arce admitió que los bloqueos han sido «de los más violentos y amargos».

Un conflicto que arrastra raíces políticas

La violencia en Llallagua se enmarca en nueve días de protestas lideradas por sectores afines al MAS, que rechazan su exclusión del proceso electoral y denuncian la crisis económica. Es la segunda ola de conflictos este año en la región, tradicional bastión del movimiento cocalero.

Llallagua espera bajo vigilancia

La situación sigue frágil, con operativos policiales reforzados y comunidades en alerta. Las denuncias judiciales y las detenciones marcan el inicio de una respuesta institucional, mientras persisten las tensiones políticas.