China bloquea imanes de tierras raras y paraliza fábricas europeas
La medida afecta a automóviles eléctricos y de combustión. Es una represalia por la guerra comercial entre EE.UU. y China, pero impacta a Europa. La UE busca reducir su dependencia del 90% que controla Beijing.
«Cadenas de suministro vacías y riesgo creciente»
Mathias Zink, CEO del proveedor alemán Schaeffler, alerta que las líneas de producción europeas se detienen por la falta de imanes esenciales para frenos y dirección. China impuso en abril controles a siete minerales estratégicos, exigiendo permisos mensuales por envío. «El papeleo es inédito, incluso para nuestras operaciones en China», afirma Zink.
Represalia global con objetivo europeo
Juliana Bouchaud, analista de Rhodium Group, explica que Beijing podría haber limitado las restricciones a EE.UU., pero eligió afectar a todos. Es una presión para evitar que la UE se alinee con Trump, quien impuso aranceles del 50% al bloque. La medida también responde a investigaciones comerciales europeas, como los aranceles a vehículos eléctricos chinos.
Respuesta de la UE: diversificar o colapsar
El jefe comercial europeo, Maroš Šefčovič, calificó la situación de «alarmante» en reuniones con su homólogo chino. La UE aceleró 13 proyectos bajo su Ley de Materias Primas Críticas, que limita al 65% las importaciones desde un solo país. El comisario Stéphane Séjourné admitió: «Los bloqueos refuerzan nuestra voluntad de diversificar».
Un monopolio que paraliza industrias
China domina el 90% del mercado de tierras raras, vitales para automoción y defensa. Las licencias de exportación obligan a empresas como Schaeffler a usar transporte aéreo, encareciendo los costes cinco veces. Los pequeños proveedores no pueden asumirlo.
La pelota está en el campo de julio
La cumbre UE-China de julio será clave para destrabar el conflicto. Mientras, la industria automotriz europea depende de permisos que tardan un mes en procesarse, con líneas ya detenidas. La seguridad nacional es el argumento de Beijing, pero los analistas ven una jugada geopolítica.