Automotrices divididas paralizan grupo de presión en disputa por créditos fiscales
General Motors apoya restricciones anti-China que otros fabricantes rechazan. La división entre las automotrices impide que la Alianza para la Innovación Automotriz tome una postura unificada sobre los cambios a los créditos para vehículos eléctricos y fabricación, clave para la industria.
«Una grieta que beneficia a China»
La Alianza para la Innovación Automotriz (AAI), que agrupa a grandes fabricantes y proveedores, no ha logrado consenso sobre el proyecto de ley que recorta incentivos fiscales. General Motors (GM) apoya las restricciones a empresas extranjeras, mientras que Ford, Volkswagen y Mercedes-Benz las consideran perjudiciales.
Posiciones enfrentadas
GM defiende las normas porque su cadena de suministro está en EE.UU.: «Validan nuestros esfuerzos por relocalizar la producción», dijo un portavoz. En cambio, Ford advirtió que las reglas «pondrían en peligro» su planta de baterías en Michigan, que usa tecnología china licenciada.
Impacto en la competitividad
Otros fabricantes, como Volkswagen, critican que las normas son «tan complejas que nadie podría cumplirlas». Un lobista anónimo acusó a GM de «socavar a sus competidores» y facilitar el avance de las automotrices chinas.
Créditos en juego
El proyecto eliminaría el crédito de $7,500 para vehículos eléctricos y restringiría el crédito 45X para fabricación, del que dependen inversiones millonarias en baterías. La AAI defendió estos incentivos en 2024, pero ahora su silencio refleja la división interna.
Una industria en transición
Desde 2020, las automotrices invirtieron fuertemente en vehículos eléctricos y baterías en EE.UU., impulsadas por los créditos fiscales. China, con su dominio en la fabricación de baterías, sigue siendo un rival clave, lo que alimenta el debate sobre la dependencia tecnológica.
El Senado decidirá el futuro del sector
El desacuerdo entre las automotrices podría debilitar su influencia en el Congreso. Mientras GM ve una oportunidad, otros temen perder competitividad. El resultado afectará empleos, precios de vehículos y la estrategia industrial de EE.UU. frente a China.