Diego Morales expone su arte comprometido en el Museo Nacional de Arte
El artista boliviano presenta «Retazos de una vida», una retrospectiva con obras de gran formato. La muestra, abierta hasta junio, destaca por su crítica social y técnica mixta. Incluye piezas nunca antes exhibidas en condiciones óptimas, como el mural «El hombre enemigo del hombre».
«Un arte que no busca complacer»
Diego Morales rechaza la pintura «decorativa» o «al servicio del poder». Su obra, marcada por la represión durante las dictaduras bolivianas, evita la banalidad. En 1980, militares secuestraron una exposición suya inspirada en la masacre de Todos Santos. Torturado durante el régimen de García Meza, se exilió en Suiza.
Provocación con sentido
Su arte combina compromiso histórico e innovación, lejos de «instalaciones efímeras» comerciales. La muestra incluye obras como «Boquerón» (1993) y «No entiendo nada» (2010), que aluden a la violencia política y la identidad indígena. Técnicas como collage, cuerdas y papeles arrugados añaden capas de significado.
Obras que exigen mirada crítica
El mural «El hombre enemigo del hombre» (2004), de 28 metros, domina la exposición. Reúne influencias desde el arte rupestre hasta el surrealismo, con guiños a Bacon, Siqueiros o Guayasamín. «Cada pieza es un sintagma pictórico», señala el texto, donde nada es casual.
Raíces en la resistencia
Morales pertenece a una generación de artistas bolivianos perseguidos tras el golpe de Natusch Busch (1979). Su obra refleja la memoria de episodios como el asesinato de Marcelo Quiroga Santa Cruz. La muestra conmemora sus 56 años de trayectoria, con énfasis en piezas nunca antes vistas en su plenitud.
Un legado que interpela
La exposición reafirma el arte como herramienta de reflexión histórica. Lejos del mercado o los discursos oficiales, Morales mantiene una coherencia ética que desafía al espectador a «leer entre capas». El Museo Nacional de Arte ofrece, por primera vez, el espacio que su obra monumental merece.