Activistas de IA replantean estrategias ante dominio corporativo
El Instituto AI Now urge conectar los riesgos de la IA con problemas económicos cotidianos. Un informe revela la concentración de poder en grandes tecnológicas y propone nuevas tácticas de resistencia. Publicado hoy, analiza casos como el de enfermeras estadounidenses que frenaron implementaciones riesgosas.
«La utopía de la superinteligencia es un relato corporativo»
El informe denuncia que las grandes tecnológicas usan narrativas futuristas para priorizar sus intereses. Según AI Now, discursos como «curar el cáncer con IA» desvían la atención de impactos concretos: pérdida de empleos en sectores como ingeniería o educación. Sarah Myers West, coautora, advierte: «Hablamos de una reconfiguración profunda del tejido social».
Casos de éxito: trabajadores que frenaron la IA
National Nurses United logró que hospitales redujeran herramientas automatizadas tras demostrar riesgos para pacientes. El informe destaca que la presión laboral es clave cuando los reguladores fallan: en EE.UU., investigaciones recientes no derivaron en leyes de privacidad efectivas.
De la teoría a la lucha material
Amba Kak, coautora, subraya que el cambio requiere vincular la IA con problemas cotidianos: «Debe resonar en la vida material, no como algo abstracto». El texto rechaza debates binarios: «No juzgamos si ChatGPT es ‘bueno’, sino el poder no regulado de quienes lo controlan», afirma Kate Brennan, otra investigadora.
Un escenario de concentración sin precedentes
El informe recuerda que en 2018, protestas de empleados de Google forzaron vetar contratos militares con IA. Hoy, esa empresa y otras relajan sus principios éticos mientras aceleran el desarrollo de herramientas sin supervisión.
¿Quién decide el futuro de la IA?
El documento plantea que el activismo debe escalar desde bases laborales, ante la inacción regulatoria. Su impacto dependerá de articular demandas sectoriales con críticas sistémicas al poder tecnológico.