Expresidente Morales afirma que sigue en la política pese a ser prófugo
Evo Morales denuncia persecución política mientras es protegido por 3.000 cocaleros armados. Entrevistado en un lugar secreto del Trópico de Cochabamba, el exmandatario enfrenta una orden de captura por estupro y trata de personas. Acusa al Estado de bloquear sus opciones electorales.
«Un líder rodeado de lealtad y controversia»
Un equipo de Récord TV (Brasil) accedió bajo estrictas medidas de seguridad al refugio de Morales, descrito como un «fugitivo de la justicia». Los periodistas fueron guiados por un colaborador de extrema confianza y escoltados hasta la sede de las Seis Federaciones del Trópico, donde décenas de cocaleros armados con palos y escudos custodian al expresidente.
Las acusaciones y la defensa
Morales enfrenta un proceso por estupro y trata de personas, iniciado en 2024, que derivó en una orden de captura. Sin embargo, él insiste en que es víctima de «persecución política». «Anularon las personerías jurídicas de FPV y Pan-bol para impedir mi candidatura», declaró al medio brasileño, calificando estas acciones como «un golpe a la democracia».
El escenario: carreteras deterioradas y combustible irregular
El reportaje muestra las precarias condiciones de las vías en la zona y la venta informal de gasolina en galones, detalles que contextualizan el aislamiento del exmandatario. El periodista destacó que «Morales vive escondido», rodeado de un dispositivo de seguridad civil sin precedentes.
De presidente a prófugo: una trayectoria en crisis
Líder histórico del MAS y figura clave en la política boliviana por décadas, Morales enfrenta desde 2024 su mayor desafío legal. Su base en el Trópico de Cochabamba, otrora su bastión político, se ha convertido en un refugio bajo protección de movimientos sociales, mientras la justicia avanza en su contra.
Entre la resistencia y la incertidumbre
El caso de Morales evidencia la polarización en Bolivia: un líder que se declara perseguido pero mantiene apoyo popular, mientras las autoridades judiciales insisten en aplicar la ley. Su futuro político y legal dependerá de cómo evolucionen los procesos judiciales y la presión de sus bases.