Comerciantes bolivianos protestan por crisis económica y cierre de negocios
Marchan con cacerolas vacías exigiendo medidas al Gobierno. Denuncian falta de mercadería, inflación y devaluación del boliviano. La protesta reunió a comerciantes, artesanos y trabajadores de salud en La Paz.
«Mercados vacíos y galerías cerradas»
Los manifestantes señalaron que la crisis económica ha dejado negocios sin clientes y mercados desabastecidos. Toño Siñani, dirigente de los comerciantes, afirmó: «No hay venta en Bolivia, la mayoría busca alimentos». La marcha partió desde barrios populares hasta el centro de La Paz, donde se concentran las instituciones estatales.
Inflación y dólar paralelo
El boliviano se ha depreciado frente al dólar, con una cotización oficial de 6,96 bolivianos, pero en el mercado paralelo alcanza los 20 bolivianos. Javier Aranda, representante de los comerciantes, describió mercados vacíos y despidos de personal. En el mercado ‘Rodríguez’, muchos puestos permanecen cerrados por falta de compradores.
Alimentos básicos inalcanzables
Productos como arroz, aceite y carne han duplicado su precio. Un quintal de arroz pasó de 250 a 500 bolivianos, y el aceite subió de 13,5 a más de 20 bolivianos por litro. Ciudadanos hacen filas desde la madrugada para adquirirlos, según testimonios recogidos por EFE.
Gobierno atribuye la crisis a «especulación»
El ministro de Desarrollo Rural, Yamil Flores, negó el desabastecimiento y acusó a «algunos malos comerciantes» de ocultar alimentos. También mencionó que productos bolivianos se venden en países vecinos con mayores ganancias. Mientras, el Ejecutivo reforzó controles fronterizos para frenar el contrabando.
Una tormenta económica acumulada
Bolivia arrastra desde 2023 escasez de divisas, restricciones al dólar y alza de precios. En 2024, la inflación alcanzó el 5,95%, sumada a la falta de combustible. El país cerró 2024 con una inflación del 9,97%, la más alta desde 2008.
La presión sigue en las calles
Las protestas reflejan el malestar por el impacto económico en pequeños comerciantes y familias. Con precios disparados y moneda débil, la eficacia de las medidas gubernamentales será clave para calmar el descontento.