Comerciantes en La Paz rompen precintos de aceite para evitar reventa

Vendedores abren bidones de aceite ante la escasez y control de precios en la calle Antonio Gallardo, generando filas y quejas por diferencias de precios en otros mercados.
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Un bidón amarillo sostenido por una mano con papel de aluminio en la abertura.
Imagen de una persona sosteniendo un bidón de color amarillo con papel de aluminio en la abertura, sobre una superficie que parece un saco o tela.

Comerciantes en La Paz rompen precintos de aceite para evitar reventa

Vendedores abren bidones ante la escasez y el control de precios. Ocurrió este martes en la calle Antonio Gallardo. La medida busca frenar la especulación, pero genera largas filas y quejas por el alza de precios en otros mercados.

«Un bidón por persona y precintos rotos»

Los comerciantes decidieron romper las etiquetas de seguridad de los bidones de aceite al venderlos. «Son pocas cantidades. Lo abrimos para que no haya reventa», explicó un vendedor. El producto se limitó a un bidón por comprador, lo que generó filas en la zona.

Precios controlados y sanciones

El aceite de 4.5 litros se vende a 80 bolivianos, el de 2 litros a 32 y el de 1 litro a 16. «Si suben el precio, la sanción es de 500 bolivianos y cierre por una semana», advirtió un comerciante. Las tiendas de la calle Antonio Gallardo están fiscalizadas para evitar agio.

Quejas por escasez y precios altos

Compradores denunciaron que en otros mercados el aceite de 5 litros llega a 150 bolivianos. «No sabemos qué vamos a hacer. Ha subido bastante», dijo una afectada. La falta de stock en algunas zonas contrasta con la venta regulada en esta calle paceña.

Operativos contra la especulación

El hecho ocurre en un contexto de controles gubernamentales al comercio de productos básicos. Recientemente, operativos en Santa Cruz terminaron con detenidos por agio. Emapa también enfrenta denuncias por desabastecimiento de harina, según menciona el texto.

Un gesto drástico con efectos inmediatos

La medida de romper precintos refleja la tensión entre escasez, control de precios y especulación. Mientras las autoridades fiscalizan, los comerciantes improvisan soluciones y los consumidores lidian con filas y diferencias de precios entre mercados.