Mikie Sherrill lidera carrera por gobernación de Nueva Jersey con agenda similar a Murphy
La congresista demócrata encabeza las encuestas con un discurso de continuidad. Sus rivales la critican por aliarse con el establishment y ofrecer pocas diferencias con el actual gobernador. La elección será un termómetro del impacto de Trump en el estado.
«Tammy 2.0»: la campaña entre tradición y críticas
Sherrill, excongresista y expiloto naval, apuesta por su experiencia y el respaldo de líderes demócratas, una estrategia que funcionó en 2018 pero ahora enfrenta cuestionamientos. Sus oponentes, como el alcalde Steven Fulop, la acusan de ser «la candidata de los jefes del partido» y replicar el fallido intento de Tammy Murphy por el Senado en 2024.
El peso del establishment
Aunque Sherrill ha ganado la mayoría de respaldos locales, la reforma electoral de 2024 eliminó ventajas clave para candidatos avalados por el partido. «Los votantes buscan a alguien que transforme la institución, no que la perpetúe», señaló John Wisniewski, exdirigente demócrata.
Continuismo con matices
Sherrill promete mantener iniciativas emblemáticas de Murphy, como la meta de energía 100% limpia para 2035 y el estatus de «santuario» para inmigrantes. Sin embargo, evita comprometerse con medidas más progresistas, como subir impuestos a los ricos. «No veo gran diferencia con Murphy», admitió Uyen Khuong, aliada en 2018.
Estrategia para el general
Analistas como Dan Cassino destacan que su moderación podría ayudarle en las elecciones generales, aunque asume riesgos en las primarias. Sus rivales, como el alcalde Ras Baraka, proponen agendas más transformadoras, pero Sherrill lidera en todas las encuestas.
De piloto a posible gobernadora
Sherrill saltó a la política en 2018 como una figura anti-Trump, combinando su perfil militar y fiscal. Nueva Jersey, tradicionalmente demócrata pero con un electorado volátil, vive una elección clave para definir si mantiene el rumbo o busca cambios más profundos.
Una victoria que dependerá de la ejecución
El éxito de Sherrill parece asegurado en las primarias, pero su mandato se medirá por su capacidad para abordar crisis como la vivienda y el costo de vida sin alejarse del legado de Murphy. La sombra de Trump y la fatiga hacia el establishment marcarán el ritmo.