Mujeres bolivianas retrasan maternidad y reducen hijos

La tasa de fecundidad en Bolivia cayó de 4,2 a 2,1 hijos por mujer entre 1998 y 2023, reflejando mayor planificación familiar y acceso a educación.
El Deber

Mujeres bolivianas retrasan maternidad y reducen número de hijos

La tasa de fecundidad en Bolivia cayó de 4,2 a 2,1 hijos por mujer entre 1998 y 2023. Los embarazos adolescentes disminuyeron un tercio, según datos del Ministerio de Salud y UNFPA. El cambio refleja mayor planificación familiar y acceso a educación.

«De once hijos a dos: la nueva maternidad planificada»

Luisa Durán (46 años) ejemplifica la tendencia: «Primero estudié, trabajé y viajé antes de ser madre a los 30», contrastando con su abuela, madre a los 15. El estudio Fecundidad y Maternidad (ADSA 2023) confirma que el 65,1% de mujeres usa métodos anticonceptivos modernos, frente al 47,5% en 2008.

Educación y fecundidad

La relación es directa: mujeres sin instrucción tienen 4 hijos en promedio, frente a 1,4 con estudios superiores. La escolaridad media pasó de 6 años (1994) a 12 (2023), reduciendo la tasa de fecundidad de 4,8 a 2,1 hijos.

Impacto económico

Los embarazos adolescentes cuestan 580 millones de dólares anuales al país, según UNFPA. «Las madres adolescentes ganan menos y aportan menos impuestos», explica Pablo Salazar, representante de la organización.

Matrimonios más tardíos y menos uniones tempranas

La edad promedio para la primera unión subió de 20,9 a 21,5 años (2008-2023). Las uniones antes de los 18 años cayeron del 21,7% al 15%, mientras que el 36,7% de mujeres nunca se ha casado, frente al 31,7% en 2008.

Cuando las abuelas eran madres a los 15

En menos de 25 años, Bolivia transitó de un modelo de familia numerosa (4,2 hijos por mujer en 1998) a otro con maternidad tardía y planificada. Factores clave fueron el acceso a anticonceptivos (78,8% de demanda satisfecha en 2023) y la expansión educativa.

Un país con menos hijos pero más preparados

La transformación demográfica reduce presión sobre servicios públicos y mejora oportunidades laborales femeninas. Sin embargo, plantea desafíos futuros en políticas de envejecimiento, dado el descenso sostenido de la natalidad.