Hijo del presidente boliviano compró predio con crédito millonario y desmontó 479 hectáreas
Rafael Arce, hijo de Luis Arce, adquirió en 2021 el predio «Adán y Eva» en Santa Cruz por 3,3 millones de dólares. Autoridades ambientales aprobaron desmontes en zona protegida, incumpliendo normas. La propiedad registró incendios durante la prohibición de quemas decretada en 2024.
Un paraíso convertido en monocultivo
El predio de 2.187 hectáreas, ubicado en una zona de Bosque de Conservación según el PLUS cruceño, fue transferido a Rafael Arce en noviembre de 2021. Documentos oficiales muestran que obtuvo un crédito de 3 millones de dólares, pese a su historial como funcionario público de rango medio.
Trámites exprés y permisos cuestionados
La ABT aprobó en solo 4 días hábiles la modificación del Plan de Ordenamiento Predial (POP), ampliando desmontes a 948 hectáreas. Funcionarios consultados indican que estos procesos suelen tardar 3 meses. Diputados y expertos denuncian «favores institucionales».
Incendios y pausa ambiental incumplida
En 2024, mientras Bolivia sufría su peor crisis climática, el predio registró focos de calor durante un mes, pese al Decreto Supremo 5225 que prohibía quemas. Imágenes satelitales confirman la pérdida de 479,4 hectáreas de bosque entre 2022-2024.
Impacto ecológico irreversible
El biólogo Huáscar Bustillos alerta que la zona alberga 376 especies de plantas y 59 de mamíferos, incluidas tres en peligro de extinción. La ABT no respondió sobre investigaciones por los incendios.
Un rompecabezas legal con piezas forzadas
El exviceministro de Tierras Alejandro Almaraz califica de «aberrante» que el INRA titulara el predio como «empresarial» en 2015, violando la Ley 3545. La ABT ignoró el PLUS, que clasifica el área como Tierra de Producción Forestal Permanente.
Cuando el Estado mira hacia otro lado
Diputados como María José Salazar anuncian denuncias por tráfico de influencias. La investigación revela que el Ministerio de la Presidencia financió un puente cerca del predio, obra solicitada por décadas por lugareños.
Lo que pudo ser y no fue
Expertos sostienen que, de aplicarse las normas, solo el 30% del predio debería tener cultivos. El 69,3% restante (1.518 hectáreas) debía conservarse como bosque. La ABT autorizó lo contrario.