El Vaticano inicia el cónclave para elegir al sucesor del papa Francisco
135 cardenales electores decidirán al nuevo pontífice en votación secreta. El proceso, regulado por tradiciones centenarias, se celebra en la Capilla Sixtina tras 15 días de luto. Requiere mayoría de dos tercios y podría prolongarse semanas.
«Un ritual sagrado bajo llave»
El cónclave («con llave») es un proceso hermético y sin influencias externas. Los cardenales electores (menores de 80 años) son aislados en la Capilla Sixtina, sin dispositivos electrónicos ni contacto con el exterior. La Capilla es registrada para evitar filtraciones y las votaciones son secretas, bajo pena de excomunión.
El protocolo de la elección
Tras una misa en San Pedro, los cardenales cantan el Veni Creator para invocar al Espíritu Santo. La fumata blanca (humo de las papeletas quemadas) anunciará el éxito. Si no hay acuerdo tras 30 votaciones, bastará mayoría absoluta. El elegido debe aceptar el cargo y elegir su nombre papal antes de la bendición urbi et orbi.
Un legado que marcará el futuro de la Iglesia
El nuevo papa asumirá el liderazgo de 1.300 millones de católicos en un contexto global complejo. Su elección influirá en temas sociales, diplomáticos y doctrinales, siguiendo o distanciándose del legado reformista de Francisco.
Antecedentes históricos
En 1978 murieron dos papas en un año (Pablo VI y Juan Pablo I). El récord data del año 897, con tres pontífices fallecidos consecutivamente. La tradición actual, codificada en 1996, busca equilibrio entre solemnidad y agilidad.
La espera de la fumata decisiva
El proceso combina rituales inmutables con la incertidumbre de una votación dividida. El mundo observará la chimenea de la Sixtina, símbolo de una institución que renueva su liderazgo espiritual en pleno siglo XXI.