El cambio climático altera los ecosistemas de agua dulce y sus peces
El cambio climático altera la temperatura, los flujos y los niveles de oxígeno en ríos y lagos, afectando al crecimiento, la migración y la supervivencia de los peces. Los datos a largo plazo en EE.UU. muestran fuertes descensos en especies de aguas frías. Desde el Mekong hasta el Ártico, los impactos emergen.
Transformación en el río Mekong
El Mekong, uno de los ecosistemas de agua dulce más diversos, alberga más de 1.000 especies. Muchas son migratorias y dependen del pulso de inundación anual. El cambio climático hace erráticas las estaciones monzónicas, alterando este ritmo. Años con lluvias débiles han hecho que el lago Tonle Sap en Camboya no se expanda como antes, reduciendo el hábitat. “El cambio climático es una gran incógnita”, afirma Zeb Hogan, biólogo de la Universidad de Nevada.
Repercusión en las comunidades
Cuando el lago no se expande, la captura local disminuye. Esto afecta inmediatamente a comunidades cuya vida está ligada a los ritmos estacionales del lago.
Cambios asimétricos en lagos de EE.UU.
Un estudio analizó 40 años de datos de casi 13.000 lagos del Medio Oeste. Mide los días que un lago está en la “zona de confort” para 60 especies. Las especies de agua fría pierden muchos días aptos, mientras que las de agua cálida ganan solo unos pocos. “El impacto del calentamiento es asimétrico”, explica Luoliang Xu, investigador. La raíz está en cómo se calientan los lagos: las capas profundas se calientan más rápido, eliminando el refugio frío.
Consecuencias en la cadena trófica
Especies como el cisco, cruciales como alimento para depredadores como la trucha, están “desapareciendo”. Su pérdida afecta a todo el ecosistema.
Estratos más cálidos en el lago Tanganica
En África, el lago Tanganica es vulnerable. Un estudio de 2025 muestra que el calentamiento fortalece la estratificación térmica. Las capas de agua se separan más, limitando el movimiento de nutrientes. “El calentamiento más profundo en el lago es indicativo de los impactos del cambio climático”, afirma Tumaini Kamulali, autor principal. Los pescadores observan un descenso significativo en la abundancia de peces en las últimas dos décadas.
Riesgo para la seguridad alimentaria
Se espera una menor productividad y una disminución de la biomasa de peces, lo que supone un riesgo económico para una pesquería de la que dependen millones.
Veranos intensos y ríos naranjas en Alaska
El Ártico se calienta al doble del promedio global. Un estudio proyecta un crecimiento reducido para el salmón Chinook juvenil, mientras que la trucha Dolly Varden podría tener ganancias modestas. Otro cambio visible es la aparición de ríos de color naranja en Alaska. El deshielo del permafrost expone rocas ricas en sulfuros, que liberan metales tóxicos al oxidarse. “Este problema se volverá más generalizado en el Ártico”, advierte Patrick Sullivan, científico ambiental.
Degradación química del hábitat
Los metales pueden dañar las branquias de los peces y cubrir los lechos de los ríos, afectando a las zonas de desove. Se han detectado concentraciones tóxicas en el río Salmon de Alaska.
Antecedentes: Un desafío global complejo
Los impactos del cambio climático en los peces de agua dulce han recibido menos atención que en especies marinas. La visión está cambiando, ya que la investigación muestra que no solo aumenta la temperatura, sino que altera inundaciones, la mezcla de lagos y reduce el oxígeno. Los científicos señalan que las consecuencias son más complejas de lo esperado, con cambios desiguales según especies y regiones.
Cierre: Necesidad de nuevos enfoques de gestión
Los científicos advierten que las técnicas de gestión basadas en condiciones pasadas ya no funcionan. Es necesario anticipar cambios y variabilidad, no restaurar líneas de base históricas. La monitorización y la gobernanza deben adaptarse a la rapidez del cambio climático, especialmente en regiones con escasez de datos. La incertidumbre es alta, pero la necesidad de actuar es clara.