EEUU amenaza a Europa con aranceles si aplica su normativa digital
El representante comercial de EEUU, Jamieson Greer, amenazó con imponer aranceles y restricciones a empresas europeas si la UE aplica sus normas a compañías estadounidenses. La advertencia se produce tras multas de la UE a plataformas como X.
Una amenaza con nombres y apellidos
Jamieson Greer, representante comercial de Estados Unidos, acusó a la UE de imponer “demandas judiciales, impuestos, multas y directivas discriminatorias” a proveedores estadounidenses. Advirtió que, de persistir, EEUU usaría todas las herramientas a su disposición para contrarrestarlas. La amenaza no es genérica: Greer citó una lista de empresas europeas objetivo, que incluye a Accenture, Amadeus, Capgemini, DHL, Mistral, Publicis, SAP, Siemens o Spotify.
El detonante y la exigencia
El caso de X, propiedad de Elon Musk, parece ser la gota que colmó el vaso. Washington exige excepciones para que sus empresas no estén sujetas a la normativa digital europea. La UE aplica estas normas para garantizar la libre competencia y la transparencia, multando a quienes las incumplen.
El conflicto trasciende a la Unión Europea
La presión también se dirige al Reino Unido. La Administración estadounidense exige que se excluya a sus empresas de un nuevo impuesto digital británico. Este gravamen, del 2% de los ingresos, afecta a grandes tecnológicas con facturación global superior a 500 millones de libras y busca recaudar más de 1.000 millones de dólares anuales.
Antecedentes: Un cambio de actitud en Washington
La normativa europea que afecta a grandes plataformas digitales, mayoritariamente estadounidenses, siempre fue vista con reticencias desde Washington. Sin embargo, la Administración estadounidense anterior nunca puso problemas ni hizo ruido al respecto. Hasta que llegó Donald Trump.
Cierre: La respuesta pendiente de Europa
Los dirigentes europeos tratarán el impacto de la postura de EEUU en la cumbre europea de esta semana. La amenaza de represalias comerciales plantea un conflicto comercial abierto y pone a prueba la autonomía regulatoria de la UE frente a la presión de Washington.