Trump declara el fentanilo ilícito como arma de destrucción masiva
El presidente Donald Trump ha firmado una orden ejecutiva que declara el fentanilo ilícito y sus precursores clave como armas de destrucción masiva (ADM). La medida amplía las herramientas de respuesta, incluyendo sanciones, inteligencia contra ADM y posible apoyo militar. Esto ocurre en medio de una campaña de ataques militares estadounidenses contra presuntos barcos narcotraficantes.
Una orden que moviliza al gobierno federal
La orden ejecutiva instruye a diversas agencias a actuar. El Departamento de Justicia debe intensificar investigaciones y procesamientos. Tesorería y Estado deben presionar flujos de dinero y facilitadores. Seguridad Nacional debe aplicar inteligencia de amenazas de ADM a las cadenas de suministro. También ordena una revisión sobre si el Pentágono debe brindar apoyo bajo leyes existentes.
Operaciones militares en curso y posibles escaladas
Esta decisión se produce durante una campaña de ataques. El ejército de EEUU ha estado golpeando presuntos barcos de narcotráfico en aguas internacionales. Unos ataques en el Pacífico oriental alcanzaron tres embarcaciones y reportadamente causaron ocho muertes. Desde septiembre, el balance reportado es de unos 95 fallecidos. Trump ha expresado su deseo de extender las operaciones a objetivos de producción en tierra.
Los antecedentes de una designación estratégica
La designación de “ADM” busca cambiar presupuestos, acceso a datos y autoridad hacia agencias preparadas para amenazas catastróficas. La idea se discutía desde hace meses. La orden sigue a la Ley HALT Fentanyl de 2025, que apretó los controles sobre sustancias relacionadas, y a una propuesta legislativa que instaba a Seguridad Nacional a realizar esta designación.
Implicaciones políticas y de mercado
La escalada en la retórica y acciones sobre el fentanilo contrasta con una posible reclasificación federal más suave de la marihuana, un movimiento que ha impulsado las acciones del sector del cannabis. Una encuesta de Reuters/Ipsos indica que solo el 29% de los estadounidenses apoya que el ejército mate a presuntos traficantes. Los mensajes sobre esta política se amplifican en redes sociales como X, Facebook e Instagram.