Imagen del Niño Jesús es conservada por una familia cruceña desde hace más de 150 años
La imagen fue comprada en Cusco por el tatarabuelo de la propietaria actual. La familia Baldiviezo mantiene la tradición de regalar la figura entre generaciones como un objeto sagrado. Consideran que trae bendiciones y organizan una celebración anual en Yapacaní.
Una tradición centenaria de devoción familiar
Gabriela Baldiviezo relata que su tatarabuelo, Leudegario Jurado, adquirió la imagen para su bisabuela Isabel cuando esta tenía siete años. La figura ha pasado por cuatro generaciones y se calcula que tiene más de siglo y medio. La familia la preserva con cuidado y, hace cuatro años, fue restaurada por un especialista.
Un voto cumplido cada Navidad
La devoción se intensificó hace 17 años tras la grave enfermedad del padre de Gabriela. Su madre prometió que, si él se recuperaba, realizarían la adoración al Niño Dios cada Navidad. Desde entonces, organizan una celebración en Yapacaní con la familia Ibáñez, que incluye una chocolatada, refrigerios y la entrega de canastas. Unos 60 niños se congregan en el acto.
Otra historia de herencia y afecto
En la familia de Ricardo Montero, otra imagen del Niño Jesús también es un vínculo con los antepasados. La figura fue un regalo de su bisabuelo, Sixto Saucedo, a su madre, Mary Rosa. Tras el fallecimiento de ella, la conservan como el tesoro más preciado y un símbolo del amor familiar.
El pesebre: un símbolo que perdura
Como en estas familias, muchas familias católicas en Santa Cruz cuidan con esmero las figuras del nacimiento. El pesebre tradicional incluye a la Virgen María, San José, los Reyes Magos, pastorcitos y animales, manteniendo viva la representación del nacimiento.
Una herencia que trasciende el tiempo
La práctica de heredar estas imágenes refuerza los lazos familiares y mantiene vivas las tradiciones religiosas. Estas figuras son consideradas portadoras de bendiciones y un vínculo tangible con la historia y la fe de las generaciones anteriores.