Arqueólogos hallan en Bretaña un muro submarino de 7.000 años
El muro, de 120 metros y 3.300 toneladas, es la construcción submarina más grande encontrada en Francia. Fue descubierto frente a la costa de la Ile de Sein por un equipo de arqueólogos marinos franceses. Data de alrededor del 5.000 a.C. y se encuentra actualmente sumergido a nueve metros de profundidad.
Una estructura colosal de la Edad de Piedra
Los investigadores, dirigidos por el arqueólogo Yvan Pailler, creen que la obra fue realizada por una sociedad muy estructurada de cazadores-recolectores o por poblaciones neolíticas. El muro tiene una altura media de dos metros y una anchura de veinte. Incluye monolitos de granito dispuestos en dos líneas paralelas que sobresalen de la estructura.
Hipótesis sobre su función original
La teoría principal es que se trataba de una trampa para peces, donde las líneas de monolitos sostendrían una red de ramas. La alternativa es que fuera un dique de protección contra la subida del nivel del mar. Cuando se construyó, la estructura estaba en la línea de costa, entre la marea alta y la baja.
El descubrimiento tras un mapa de profundidades
El hallazgo se produjo cuando el geólogo Yves Fouquet analizó cartas batimétricas de alta tecnología. Identificó una línea de 120 metros bloqueando un valle submarino que no podía ser natural. La primera exploración arqueológica se realizó en el verano de 2022, pero el mapeo completo esperó al invierno siguiente, cuando disminuyó la vegetación marina.
Un posible origen para leyendas locales
En un artículo publicado en la International Journal of Nautical Archaeology, los autores plantean que yacimientos como este pueden estar en el origen de mitos bretones sobre ciudades hundidas, como la legendaria Ys. El abandono de este territorio, causado por la rápida subida del mar, habría quedado grabado en la memoria colectiva.
Repercusión y legado histórico
Los monolitos que forman la base del muro son similares a los famosos menhires de Bretaña, pero son anteriores. Según Pailler, pudo haber una transmisión de conocimiento entre los cazadores-recolectores mesolíticos y los agricultores neolíticos sobre la extracción y el transporte de piedras.
Una obra que desafía el tiempo
La solidez de la construcción, que ha perdurado 7.000 años, subraya la capacidad técnica de sus constructores. Su masa total indica que fue obra de una comunidad sedentaria y numerosa. El descubrimiento aporta nueva información sobre las sociedades prehistóricas que habitaron la costa bretona antes de que fuera inundada.