Portugal sufre una huelga general contra la reforma laboral del Gobierno
Los dos principales sindicatos, CGTP y UGT, convocan la primera huelga general en doce años. El paro, este jueves, causa graves disrupciones en transporte, vuelos, hospitales y escuelas. Se produce en un contexto de crecimiento económico pero por un paquete de más de 100 medidas que modifican el mercado laboral.
Un frente sindical inédito desde la crisis de la deuda
La última vez que CGTP y UGT hicieron una huelga conjunta fue en 2013, durante la intervención de la troika. Doce años después, la economía portuguesa es de las que más crece en la eurozona, pero el primer ministro, Luís Montenegro, defiende que es necesario abordar «rigideces» del mercado. Los sindicatos rechazan unas reformas que consideran «un ataque a los derechos» y desproporcionadas en un momento de estabilidad.
Las medidas más controvertidas
El paquete incluye más de 100 propuestas. Entre las más polémicas están permitir la renovación indefinida de contratos temporales, levantar la prohibición de despedir y subcontratar a los mismos trabajadores, y eliminar la obligación de readmitir a empleados despedidos injustamente. El Gobierno, en minoría, busca los apoyos del liberal IL y del ultraderechista Chega para sacar adelante la ley.
La repercusión política y social del conflicto
El malestar trasciende el ámbito laboral y llega a la campaña presidencial de enero. Varios candidatos argumentan que la reforma contraviene la Constitución de 1976. El presidente de la República podría vetar la ley o enviarla al Tribunal Constitucional. La movilización no se limita al sector público: en la fábrica de Autoeuropa de VW, cerca de Lisboa, 1.000 empleados apoyaron la huelga por unanimidad.
Antecedentes: Un crecimiento económico que no apacigua el descontento
Portugal es la economía de más rápido crecimiento en la eurozona en los últimos meses. Sin embargo, el primer ministro Luís Montenegro insiste en la necesidad de abordar las rigideces del mercado laboral «para que las empresas puedan ser más rentables y los trabajadores tengan mejores salarios». Esta postura no ha logrado evitar la convocatoria de huelga.
Cierre: Una reforma que redefine el contrato social
La huelga general evidencia una profunda división sobre el futuro del modelo laboral portugués. El Gobierno impulsa cambios estructurales para aumentar la competitividad, mientras los sindicatos y parte de la oposición los ven como un retroceso en derechos. El desenlace legislativo y la posible intervención presidencial marcarán la dirección de estas reformas.