Informe GEO-7 advierte deterioro ambiental y pide transformación económica
La evidencia científica sobre el cambio climático es «definitiva», según el presidente del informe GEO-7, Robert Watson. La evaluación de la ONU, publicada esta semana, detalla el aumento de emisiones, la degradación del suelo y la contaminación letal.
Un diagnóstico contundente sobre el estado del planeta
El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) presentó el Global Environment Outlook 7 (GEO-7). El documento, elaborado por 287 científicos, alerta de que los problemas ambientales «están empeorando» y son interdependientes. Señala que las emisiones de gases de efecto invernadero siguen aumentando, entre un 20% y un 40% de las tierras globales están degradadas, la contaminación causa 9 millones de muertes anuales y un millón de especies se enfrentan a la extinción.
La respuesta científica al escepticismo político
El lanzamiento del informe se produce tras las declaraciones del presidente de EE. UU., Donald Trump, que calificó el cambio climático de «engaño». Robert Watson, ex presidente del IPCC, afirma que a un líder que rechace la ciencia hay que mostrarle que «existen formas rentables» de proteger el medio ambiente. Watson subraya que la ciencia debe llegar a los ministerios con poder real: agricultura, energía y finanzas, no solo a los de medio ambiente.
Antecedentes: Un contexto de creciente desinformación
La comunidad científica ha reaccionado con alarma al discurso climático del presidente Trump. Este episodio es parte de una tendencia más amplia: la rápida propagación de la desinformación climática y un entorno político global cada vez más hostil a la ciencia, mientras empeoran los indicadores ambientales.
Cierre: La llamada a la acción y las transformaciones posibles
El informe GEO-7 argumenta que existen soluciones y transformaciones ya en marcha, especialmente en los sistemas energético y alimentario. Watson insiste en que los gobiernos deben invertir ahora para obtener beneficios a largo plazo y que es necesario replantear los sistemas económicos y financieros que incentivan la destrucción ambiental. La actuación, sin embargo, es desigual tanto entre países como en el sector privado.