La OCU recomienda cambiar el móvil tras cinco años de uso
La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) establece que la vida útil de un teléfono móvil es de cinco años. La batería de litio es el componente clave que determina esta duración, ya que pierde capacidad con los ciclos de carga.
Duración y punto débil del dispositivo
La OCU estima que el punto débil de estos dispositivos es la batería, que puede dañarse de forma manual o naturalmente. Las baterías de litio pierden capacidad por las reacciones químicas en los ciclos de carga y descarga. Actualmente, reemplazar la batería es una tarea más difícil para el usuario que en el pasado.
Nuevo marco regulatorio en la Unión Europea
La Unión Europea aprobó una norma de ecodiseño para evitar que la batería motive el cambio antes de los cinco años. El sistema operativo respalda esta duración, ya que la nueva regulación prevé que los móviles reciban las actualizaciones necesarias durante cinco años desde la venta del último modelo.
Alternativas al reemplazo inmediato
Si el móvil funciona pero tiene la pantalla rota o problemas con la batería, lo ideal es llevarlo con un experto para reparar. Esta opción suele ser más accesible que cambiar el dispositivo. Es importante acudir a un profesional para no provocar problemas técnicos ni la pérdida de la garantía.
Gestión al final de su vida útil
Si se decide cambiar el móvil antes de que pasen los cinco años, los expertos recomiendan cederlo a un amigo o familiar para completar su ciclo. Siempre borrando todos los datos personales antes de entregarlo.
Prácticas para maximizar la duración
Para que el móvil alcance su vida útil, se recomienda cuidar la batería evitando temperaturas altas y manteniendo la carga entre el 20% y 80%. También es aconsejable evitar la sobrecarga del sistema desinstalando aplicaciones en desuso y reiniciando el dispositivo con frecuencia. La limpieza de los puertos, el uso de fundas y mantener el sistema operativo actualizado son otras prácticas clave.
El futuro de la durabilidad de los móviles
La nueva normativa de la UE y las recomendaciones de la OCU apuntan hacia una mayor durabilidad de los dispositivos. Estas medidas buscan reducir el reemplazo prematuro, con implicaciones directas en el consumo y la sostenibilidad medioambiental.