El drama tiene raíces psicológicas desde la infancia
El drama puede ser identificación, manipulación o signo de depresión. El psicólogo René Estenssoro explica este patrón relacional en Catarsis Podcast de la UNIFRANZ.
Orígenes del comportamiento dramático
La inclinación hacia el drama comienza en la infancia según el especialista. La carga emocional que los padres transmiten puede marcar al niño con etiquetas como «pobrecito» o «víctima». Este patrón se consolida en la adolescencia y se proyecta en la vida adulta.
El drama en las relaciones
En relaciones de pareja, una persona puede recurrir al drama para llamar la atención o manipular. En contextos de adicción, el drama puede ser herramienta para conseguir lo que se busca, reforzando el círculo del consumo.
Cuando el drama se transforma
No todo dramatismo es negativo. Puede convertirse en empatía cuando una persona identifica el dolor ajeno y ofrece apoyo genuino. El problema aparece cuando interfiere en relaciones personales, desempeño laboral o salud emocional.
Antecedentes del comportamiento
El gusto por el drama tiene raíces profundas en cómo construimos nuestra identidad y lidiamos con emociones. Este fenómeno revela dinámicas familiares, sociales y emocionales que nos acompañan desde la infancia y se proyectan en la vida adulta.
Implicaciones para el bienestar emocional
La terapia se convierte en herramienta fundamental para cuestionar cargas emocionales heredadas. Romper patrones familiares que refuerzan el dramatismo es necesario para lograr relaciones equilibradas y bienestar emocional sostenible. El especialista subraya la importancia de buscar ayuda terapéutica cuando este patrón afecta la calidad de vida.