Estados Unidos y Argentina negocian un intercambio monetario de 20.000 millones
Un intercambio monetario de 20.000 millones de dólares entre el Fondo de Estabilización de Cambios del TESORO de EEUU y el banco central de Argentina. El acuerdo busca estabilizar el peso antes de las elecciones legislativas del 26 de octubre que son clave para el mandato del presidente Javier Milei.
Un apoyo directo con objetivos políticos
El secretario del TESORO, Scott Bessent, anunció el marco para el acuerdo. La intervención estadounidense, que ya incluyó la compra directa de pesos la semana pasada, es una desviación del modelo tradicional de rescate a través de organismos multilaterales como el FONDO MONETARIO INTERNACIONAL (FMI). Este movimiento pretende impulsar las fortunas políticas de un aliado ideológico, Milei, ante unos comicios cruciales.
Riesgos y críticas de la operación
La operación expone a la administración Trump a críticas. Senadores demócratas como Elizabeth Warren acusan al gobierno de «subsidiar un país extranjero» para beneficiar a un aliado. Bessent defiende que no es un rescate, sino una inversión para estabilizar los mercados. Por su parte, Mark Sobel, exrepresentante de EEUU en el FMI, advierte que «prestar a Argentina, dada su historia, es arriesgado».
El contexto geopolítico
Bessent ha enmarcado esta ayuda como un esfuerzo estratégico para contrarrestar la influencia china en América Latina, afirmando que Milei está comprometido con «sacar a China de Argentina». Estas declaraciones provocaron una queja formal de la embajada china, que acusó a Bessent de intimidación.
Antecedentes: Una cumbre con la sombra de Argentina
Los responsables de la política económica global se reúnen en las asambleas anuales del FMI y el BANCO MUNDIAL. Sin embargo, un indicador clave de cómo EEUU aborda ahora este multilateralismo será la reunión en el Despacho Oval entre el presidente Donald Trump y el líder argentino Javier Milei.
Cierre: Implicaciones para la diplomacia financiera
Esta operación directa con Argentina marca un cambio en la diplomacia financiera estadounidense, optando por el apoyo bilateral frente a los canales multilaterales. El resultado de esta apuesta podría redefinir la estrategia de EEUU hacia economías en crisis y su relación con instituciones como el FMI, que también está siendo reformado bajo la influencia de la administración Trump.