Universitarios reinventan el jenga para enseñar cultura tiwanakota
Estudiantes de Ingeniería Comercial de UNIFRANZ han creado «Trujo», un juego de mesa que transforma monolitos tiwanakotas en bloques de madera. El proyecto busca que niños y jóvenes conozcan el legado ancestral boliviano mientras desarrollan destrezas motrices y cognitivas.
De los monolitos a la mesa
El diseño incorpora cuatro monolitos emblemáticos: Bennett, Ponce, Barbado y Fraile. Cada pieza reproduce detalles únicos mediante tallado láser. El juego consiste en 48 bloques que los jugadores retiran por turnos para colocarlos en la parte superior de la torre, combinando azar, estrategia y memoria cultural.
Mecánica educativa
Los participantes deben identificar correctamente el monolito que les toca para ganar puntos adicionales. Esta dinámica convierte cada movimiento en una lección sobre la riqueza de Tiwanaku.
Economía naranja con propósito pedagógico
El equipo desarrolló el proyecto bajo el concepto de economía naranja, que promueve emprendimientos basados en creatividad e innovación. Realizaron un estudio de mercado dirigido a centros educativos y niños con dificultades de aprendizaje.
Base universitaria
Los creadores son cinco estudiantes del cuarto semestre de Ingeniería Comercial en UNIFRANZ, guiados por docentes de la universidad. Eligieron el formato jenga por ser universal y fácil de adaptar.
Origen del proyecto educativo
«Trujo nace de las palabras tradición y juego», explica Moira Salena Murguia Cruz, integrante del equipo. El juego está basado en sistemas de encastre y surge de una investigación cualitativa que identificó la necesidad de un producto cultural inexistente en el mercado.
Proyección como herramienta pedagógica
Los estudiantes proyectan llevar Trujo a colegios, ferias educativas y espacios culturales. Su aspiración es que se convierta en una herramienta útil para promover la cultura boliviana desde la infancia, transmitiendo patrimonio a través de un juego de mesa cotidiano.