Lippmann ganó el Nobel de Física de 1908 por fotografía en color
Gabriel Lippmann recibió el Nobel de Física en 1908 por un método de fotografía en color que él mismo admitió de escasa utilidad práctica. La técnica requería exposiciones de al menos un minuto a plena luz del sol.
Un premio en la encrucijada de la física
La concesión del premio a Lippmann se produjo cuando la física vivía descubrimientos fundamentales, como el electrón de J.J. Thomson. Sin embargo, su proceso fotográfico ya estaba siendo superado por métodos más rápidos.
El respaldo nacional
Lippmann contó con un fuerte apoyo de Francia. Entre 1901 y 1908 recibió 23 nominaciones, pero todas procedían de su país. Este respaldo local le dio visibilidad, pero no fue el único factor en la decisión final.
La rivalidad que cambió el resultado
El comité del Nobel, presidido por Knut Ångström, consideró inicialmente a Max Planck por su teoría cuántica. La falta de confirmación experimental generó dudas. El matemático Gustaf Mittag-Leffler aprovechó estas reservas para oponerse a Planck, apoyado por su rival Svante Arrhenius.
La votación decisiva
En la votación final de la Academia, Lippmann obtuvo 46 votos frente a los 13 de Planck. Mittag-Leffler declaró después que el informe a favor de Planck era «tan estúpido que pude aniquilarlo fácilmente».
Una elección cómoda
El logro de Lippmann era técnicamente ingenioso pero no provocaba controversia. Ångström reconoció después que las leyes de radiación de Planck constituían un avance más importante, pero Lippmann era «un candidato merecedor que no generaba objeciones».
Antecedentes del premio
Gabriel Lippmann recogió el Nobel de Física de 1908 por un invento que admitió era de limitada utilidad práctica. Su método de fotografía en color requería exposiciones de al menos un minuto a plena luz del sol, lo que lo hacía inviable para retratos.
Repercusión del fallo
Este episodio muestra cómo la historia del Nobel está moldeada no solo por el mérito científico, sino también por el momento, la política y las dinámicas personales de los implicados. A veces se premia a figuras menos revolucionarias porque resultan convenientes para el consenso.