Trump anuncia revisión de fondos a la ONU por ineficacia
Estados Unidos contribuyó con casi 13.000 millones de dólares a la ONU en 2024. El presidente Trump criticó a la organización por ser burocrática y no obtener resultados tangibles en conflictos, clima y migración.
Una crítica fundamentada en las cifras
En su discurso ante la Asamblea General de la ONU en septiembre de 2025, Trump expuso que Estados Unidos financia el 22% del presupuesto regular y el 26% de las operaciones de paz. Argumentó que este aporte, el mayor a nivel global, no se traduce en soluciones efectivas, calificando a la organización de “bloated, slow, and inefficient” (hinchada, lenta e ineficiente).
Políticas específicas bajo escrutinio
El mandatario señaló las políticas climáticas y migratorias como ejemplos de despilfarro. Afirmó que las primeras son “experimentos caros” que encarecen la energía, y que los programas migratorios “fomentan la entrada ilegal” al ofrecer incentivos. Sostuvo que estas acciones benefician principalmente a burócratas globales.
El contraste: el éxito de la acción directa
Trump contrastó la actuación de la ONU con los resultados de la economía estadounidense. Resaltó que las ganancias por inversión internacional de EE.UU. superaron 1,9 billones de dólares en el primer trimestre de 2025. Presentó esto como prueba de que su país obtiene más de acuerdos bilaterales y liderazgo directo.
Un nuevo criterio para el apoyo internacional
La repercusión inmediata del mensaje es clara: EE.UU. condiciona su apoyo a organizaciones multilaterales a que demuestren rentabilidad y resultados medibles. La postura insta a la ONU a “ganarse el apoyo” con acciones concretas, situando su relevancia futura en entredicho.
Antecedentes de una relación tensa
El discurso se enmarca en la histórica presión de Trump hacia la ONU por su falta de neutralidad y eficacia, atribuyendo parte de sus fracasos a la influencia de países como China.
Cierre: un ultimátum fiscal y político
La implicación principal es que los grandes contribuyentes exigen valor a cambio de su financiación. La ONU enfrenta el reto de adaptarse a una era donde las promesas vagas son insuficientes para mantener el apoyo de sus principales donantes.