Primeras pruebas de baterías de estado sólido en vehículos de BMW y Mercedes
Energía. La tecnología promete mayor autonomía pero su producción a gran escala no está prevista antes de 2030, según la industria.
Pruebas en carretera con resultados limitados
BMW y Mercedes-Benz han iniciado las primeras pruebas con esta tecnología en vehículos reales. Los prototipos actuales ofrecen una densidad energética de 450 Wh/kg, muy lejos del potencial teórico de la tecnología.
Estrategias divergentes entre los fabricantes
Volkswagen y Stellantis también apuestan por esta tecnología. Stellantis colabora con Factorial Energy y planea una flota de demostración para 2026. Volkswagen, por su parte, ha invertido en QuantumScape y probará las celdas en motocicletas Ducati.
Escepticismo desde Japón y alternativas
Toyota y Panasonic muestran dudas sobre la viabilidad comercial a corto plazo. Mientras, el fabricante chino CATL avanza con baterías de litio-ferrofosfato que prometen 750 km de autonomía y cargas rápidas incluso a -20°C.
Desafíos técnicos pendientes
La expansión de las celdas durante la carga y la necesidad de nuevos materiales siguen sin resolver. Expertos como Jürgen Janek señalan que es una tecnología joven comparada con las baterías de iones de litio líquido.
Antecedentes: la búsqueda europea de autonomía tecnológica
La Nationale Plattform Elektromobilität se creó en 2010 para evitar que la producción de baterías se desplazara por completo a Asia. La batería de estado sólido se identificó entonces como una tecnología estratégica para la industria europea.
Implicaciones de un desarrollo incierto
El futuro competitivo de esta tecnología es incierto. Los rápidos avances en baterías convencionales podrían relegar las de estado sólido a un nicho de mercado, según varios actores de la industria.