Futuro presidente de Bolivia enfrentará una Asamblea Legislativa fragmentada
Ningún partido tendrá mayoría absoluta ni dos tercios en la nueva ALP. El próximo gobierno dependerá de la formación de coaliciones para aprobar leyes. El escenario obliga a la búsqueda de pactos y consensos entre las fuerzas políticas.
Un nuevo mapa político en el hemiciclo
La nueva composición de la Asamblea Legislativa Plurinacional (ALP) anticipa que ningún frente podrá gobernar en solitario. El Partido Demócrata Cristiano (PDC) será la primera fuerza con 65 parlamentarios, seguido de la Alianza Libre con 51. Les siguen la Alianza Unidad (33), Alianza Popular (AP) con 8, APB Súmate con 6 y el MAS-IPSP con apenas 2 diputados.
Los números del desafío
Para aprobar leyes con mayoría simple en la Sala Plena se requieren 84 votos de los 166 parlamentarios. Para leyes que exigen dos tercios, el umbral sube a 111 votos. El PDC no alcanza por sí solo ninguna de estas cifras. Alianza Libre, en caso de llegar al poder, tendría un déficit aún mayor.
La búsqueda de acuerdos para gobernar
El diputado José Carlos Gutiérrez señaló que la “alianza natural” debería darse entre el PDC y Libre para la gobernabilidad del país, por su peso legislativo y el equilibrio regional que representan. Por su parte, la senadora Claudia Égüez apuntó que el trabajo se vislumbra “complejo” y que los parlamentarios tendrán que trabajar con madurez política, mucho respeto y empatía.
Disposición al diálogo
Ricardo Rada, diputado electo por el PDC, afirmó: “Nos vamos a sentar con todas las fuerzas políticas”. Flavia Barbery, de Alianza Libre, manifestó que “las diferentes bancadas vamos a trabajar en conjunto” y que “el tema de la gobernabilidad en la ALP está garantizado”.
Un parlamento acostumbrado a mayorías claras
El escenario de fragmentación parlamentaria contrasta con gestiones anteriores, donde el MAS-IPSP contaba con amplias mayorías. Los reglamentos de ambas cámaras, que fueron modificados en la época de Evo Morales, presentan vacíos que, según la senadora Égüez, requieren una restructuración total.
Gobernabilidad en juego
La capacidad de gobernar dependerá de la concertación entre nuevos actores políticos. Bolivia puede encaminarse hacia un gobierno de concertación o, en su defecto, a un bloqueo que podría frenar futuras reformas. El éxito del próximo gobierno dependerá de una política de coaliciones y conciliación.