Amparo Carvajal pide ayuda en la calle para recuperar la sede de la APDHB
La presidenta de la APDHB, de 86 años, mantiene una vigilia de más de dos años. La activista defensora de los Derechos Humanos fue desalojada de la sede en junio de 2023. Atiende denuncias y recibe aportes económicos en la avenida 6 de Agosto de La Paz.
Una vigilia en defensa de los derechos
Amparo Carvajal instaló una vigilia permanente hace un año y medio, tras ser desalojada de la casa de la Asamblea Permanente de Derechos Humanos de Bolivia (APDHB). «No entiendo cómo puede pasar esto conmigo», afirmó con la voz quebrada. Atiende de 10:00 a 15:00 horas, recibe entre cuatro y seis denuncias diarias y sobrevive con aportes voluntarios.
La indiferencia de las instituciones
Las instituciones estatales no han respondido a sus pedidos de ayuda. Carvajal envió cartas al Ministerio de Gobierno, al Ministerio de Justicia y a la Fiscalía, sin obtener respuesta. La Defensoría del Pueblo le solicitó que presente un documento notariado que acredite su presidencia. Un contingente de seis policías vigila el lugar para evitar que alguien se acerque a la sede.
Una vida de activismo
Amparo Carvajal llegó a Bolivia desde España hace 54 años, durante una dictadura. Participó en la defensa de indígenas, campesinos, presos políticos y en casos emblemáticos como el Tipnis o el Hotel Las Américas. Fue reconocida como personaje del año, candidata al Premio Nobel de la Paz y distinguida por el gobierno de Estados Unidos.
El origen del conflicto
La odisea comenzó en diciembre de 2021, cuando se creó una dirigencia paralela de la APDHB con aval del gobierno del MAS, que nombró a Edgar Salazar como presidente y ‘expulsó’ a Carvajal por su postura en los hechos de 2019. Esto derivó en la toma física de las oficinas y denuncias penales por allanamiento y usurpación.
Esperando un cambio
La situación de Carvajal depende de que las autoridades competentes revisen su caso. Las personas que se acercan a ella le dan ánimos, confiando en que el nuevo gobierno podría cambiar su situación. Sin embargo, la activista permanece en la calle, esperando una solución institucional que le permita recuperar la sede de la APDHB.