Rodrigo Paz garantiza suministro de combustible tras el cambio de gobierno
El candidato presidencial asegura que el 9 de noviembre no faltará combustible. Responde así al anuncio del Gobierno de Luis Arce, que solo garantiza el suministro hasta el 8 de noviembre. La oposición critica la medida y advierte de una posible crisis.
Un traspaso de mando con el depósito en reservas
El ministro de Hidrocarburos, Alejandro Gallardo, garantizó combustibles solo hasta el 8 de noviembre, día del cambio de presidente. Declaró que «seguramente, de ahí en adelante, habrá un nuevo presidente que va a tener sus propias estrategias». Esta postura oficial desencadenó una ola de críticas por parte de la oposición política.
La respuesta de la oposición
El candidato presidencial Rodrigo Paz, del Partido Demócrata Cristiano (PDC), respondió asegurando que sus equipos ya están trabajando en un plan real para Bolivia. Afirmó: «Quiero llevar tranquilidad al pueblo boliviano: el 9 de noviembre no faltará combustible». Por su parte, su asesor económico, Gabriel Espinoza, señaló que «la irresponsabilidad de este gobierno puede llevar (al país) a una crisis humanitaria».
Críticas por irresponsabilidad e improvisación
Otras figuras políticas se sumaron a las críticas. El excandidato Samuel Doria Medina consideró esta situación «el último regalo» del Movimiento Al Socialismo (MAS). El diputado Carlos Alarcón acusó al Gobierno de dedicarse a «negociados» en lugar de garantizar suministros estables, dejando «en ruinas el abastecimiento de combustibles».
Un gobierno que se despacha a sí mismo
El partido Movimiento Al Socialismo (MAS) gobierna Bolivia desde hace casi dos décadas. Los críticos, como Samuel Doria Medina, argumentan que durante este tiempo las decisiones del oficialismo «fueron para beneficiarse políticamente o para perjudicar a sus rivales» y nunca se hicieron simple y llanamente por el país.
La promesa de un nuevo comienzo
Rodrigo Paz asegura que el 9 de noviembre comenzará «la recuperación de Bolivia» y que ya lo tiene «resuelto». El ciudadano boliviano se enfrenta a un traspaso de mando marcado por la incertidumbre en el suministro de un recurso vital, con la promesa de la oposición de resolverlo de inmediato.