Venezuela separa a extranjeros y nacionales en controles migratorios
El régimen de Maduro incrementa la hostilidad hacia foráneos. La medida responde al despliegue militar de EE.UU. en el Caribe. Se reportan detenciones arbitrarias de más de 70 extranjeros.
Un recibimiento hostil en suelo venezolano
La hostilidad contra los extranjeros comienza desde el momento en que ponen los pies en suelo venezolano. En el aeropuerto internacional Simón Bolívar, los pasajeros son ahora separados en dos filas: «Los venezolanos pasen por aquí a la derecha y los extranjeros a la izquierda». Esta es la primera vez que el régimen chavista decide aplicar esta separación desde que el gobierno de Donald Trump ordenó el despliegue de una poderosa flota naval cerca de las costas de Venezuela.
Detenciones en frontera y amenazas oficiales
Por la frontera terrestre, el régimen también aplica la tenaza a los extranjeros. Jorge Rodríguez, presidente de la Asamblea Nacional chavista, lanzó una clara advertencia: “Todo aquel extranjero que pretenda entrar a Venezuela de forma ilegal será tratado como enemigo de la patria” y agregó: “Sea quien sea el extranjero que entre a este país sin permiso, entra pero no sale”. El ministro del Interior Diosdado Cabello también se ha sumado a las hostilidades, advirtiendo que habrá represalias.
Movilización militar y detenciones arbitrarias
Maduro ha ordenado el alistamiento de la Milicia Nacional Bolivariana para defender la revolución. Esta milicia detuvo durante siete horas al actor británico Michael Palin, de 82 años, mientras rodaba un documental, confiscándole sus pasaportes y equipos.
Un patrón de represión y coacción
El número de presos políticos extranjeros escaló a más de 150 personas después de las elecciones presidenciales de julio de 2024. La detención de nacionales y extranjeros sigue el mismo patrón: privación de libertad de manera arbitraria, injusta y sin pruebas, con el fin de utilizarlos como rehenes y coacción. A todos se les imputan los supuestos delitos de traición a la patria, instigación a la violencia y conspiración para delinquir.
Rehenes como moneda de cambio
Para el régimen caribeño, estos presos políticos son un artículo de cambio. Maduro ordenará su libertad cuando crea que se ha beneficiado. La Casa Blanca asumió este concepto extorsivo y ofreció en julio a ciertos narcotraficantes del Tren de Aragua recluidos en El Salvador a cambio de diez estadounidenses detenidos. El régimen detiene ilegalmente a ciudadanos de múltiples nacionalidades, incluidos Argentina, España y Estados Unidos.
Un conflicto que escala en el Caribe
La tensión entre Venezuela y Estados Unidos se ha incrementado tras el anuncio del gobierno de Donald Trump de desplegar una flota naval para combatir el narcotráfico del cártel de los Soles, liderado por Nicolás Maduro. Un punto de máxima tensión se logró cuando Trump anunció el hundimiento de una lancha narco venezolana.
La seguridad de los viajeros, en juego
La situación tiene una repercusión directa para cualquier ciudadano extranjero que viaje o resida en Venezuela, ante el riesgo de ser detenido arbitrariamente y utilizado como moneda de cambio en una negociación. Washington ya ha recomendado a sus connacionales que no viajen al país por el peligro de que los secuestren.