Estados Unidos despliega diez cazas F-35 en Puerto Rico contra narcotráfico
El Pentágono envía aviones de combate stealth y siete buques de guerra para interceptar cargamentos de cocaína en el Caribe. La operación, que incluye más de 4500 efectivos, se produce tras un incidente mortal en aguas internacionales frente a Venezuela.
Una tenaza aérea y naval sobre el Caribe
Estados Unidos ordenó el viernes el despliegue de diez cazas F-35 Lightning II en una base de Puerto Rico, uniéndose a una flota de siete buques de guerra y un submarino nuclear. Más de 4500 marines y marineros realizan ejercicios anfibios y vigilancia aérea con el objetivo de interrumpir las redes «narcoterroristas» a las que se acusa de introducir narcóticos en ciudades estadounidenses. La acción se produce tres días después de que fuerzas estadounidenses atacaran un barco que partía de Venezuela, alegando que transportaba un cargamento «masivo» de droga, resultando en la muerte de 11 personas.
Capacidades de última generación
Portavoces del Pentágono describieron las capacidades de precisión y sigilo del F-35 como herramientas críticas para localizar lanchas rápidas de los cárteles. Un oficial de defensa afirmó que el avión «aportará una nueva capa de vigilancia e interdicción que no habíamos tenido en este teatro» y que se trata de «negar a los traficantes la seguridad del paso en mar abierto».
La respuesta de Caracas y la inquietud regional
El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, denunció la acumulación de fuerzas como una «agresión militar» y prometió contramedidas. Aviones de guerra venezolanos realizaron una maniobra de acercamiento cerca del USS Jason Dunham la semana pasada. Maduro calificó la operación como un intento de «intimidar a nuestro vecino» bajo la excusa de operaciones antidroga. Gobiernos vecinos del Caribe, si bien aprecian el apoyo de EE.UU., expresaron su preocupación de que la mayor actividad militar pueda provocar errores de cálculo.
Una ruta histórica para el narcotráfico
Los grupos de narcotraficantes han utilizado durante mucho tiempo el laberinto de islas y calas costeras del Caribe para ocultar cargamentos de cocaína, heroína y opioides sintéticos. El Comando Sur de EE.UU. reporta más de 80 interdicciones en lo que va de año, pero los traficantes se adaptan cambiando de rutas. Detrás de las maniobras hay un mandato interno urgente de la Casa Blanca para demostrar acción concreta contra el aumento de muertes por sobredosis y volúmenes de contrabando.
Un despliegue que marca un precedente
Analistas ven el movimiento como un caso de prueba para integrar activos militares de alto nivel en una misión que tradicionalmente ha sido de aplicación de la ley. El éxito podría alentar despliegues similares en otras zonas de tránsito, mientras que un fracaso o un incidente marítimo podría aumentar la fricción entre EE.UU. y Venezuela e inquietar frágiles alianzas regionales.