Juez Alexandre de Moraes enfrenta sanciones de EEUU y juicio a Bolsonaro
El magistrado de la Corte Suprema de Brasil es una figura central y controvertida. Sancionado por el gobierno de Donald Trump, es el juez a cargo del proceso por intento de golpe de Estado contra el expresidente Jair Bolsonaro.
Un juez bajo presión internacional
Alexandre de Moraes, magistrado de la Corte Suprema de Brasil, enfrenta sanciones económicas del gobierno de Estados Unidos. Washington lo acusa de desatar una ‘caza de brujas’ contra su aliado Jair Bolsonaro mediante la ley Magnitsky. Sin embargo, Moraes juró «ignorar las sancionescontinuar trabajando».
Un perfil controvertido
Nombrado para el Supremo en 2017, Moraes es visto por una parte de la opinión pública como un defensor de la democracia, mientras que sus críticos, incluido Elon Musk, lo tachan de censurador. Para Bolsonaro, el juez es un «canalla» y un «dictador».
El corazón del conflicto: el juicio a Bolsonaro
Moraes es el juez a cargo del proceso que decide si el expresidente lideró un complot para impedir la investidura de Lula da Silva en 2022. Bolsonaro se enfrenta a hasta 43 años de prisión. La acusación incluye un plan que contemplaba el asesinato de Moraes, lo que ha llevado a algunos a argumentar que es juez y parte.
Medidas drásticas y rumores internos
El magistrado impuso recientemente el arresto domiciliario preventivo a Bolsonaro por sospechas de obstrucción. Aunque han circulado rumores de disensos en el tribunal, el decano Gilmar Mendes afirmó que «cualquier ataque contra uno de nosotros es un ataque contra la corte».
De ministro a juez del Supremo
Alexandre de Moraes, experto en derecho constitucional, fue ministro de Justicia del presidente Michel Temer, quien lo nombró para la Corte Suprema. Anteriormente, como secretario de Seguridad de San Pablo, fue criticado por la izquierda por reprimir movimientos sociales.
Una batalla judicial con repercusiones globales
El desenlace del juicio a Bolsonaro y la postura de Moraes tendrán consecuencias profundas para la estabilidad democrática de Brasil. La figura del magistrado, que puede ocupar el cargo hasta los 75 años, permanece en el centro de un intenso debate nacional e internacional sobre justicia y poder.