La incivilidad discursiva atenta contra los propios bolivianos
La erosión de las libertades civiles y políticas durante más de veinte años ha minado la convivencia democrática en Bolivia. Este hostigamiento dificulta el diálogo y la construcción de alianzas, poniendo en riesgo la gobernabilidad de la futura administración.
Un paisaje democrático global en recesión
América Latina y el Caribe experimentan un gravísimo deterioro democrático por noveno año consecutivo. Solo Uruguay y Costa Rica pueden gozar del título de “democracias plenas”, en contraste directo con regímenes autoritarios como los de Haití, Cuba, Venezuela y Nicaragua. Apenas un 7% de la población mundial vive en democracias plenas.
El descalabro democrático boliviano
Bolivia ingresó de lleno en el descalabro cuando los operadores de turno desmantelaron toda posibilidad de ejercer el derecho al disenso político. Desde el oficialismo se erosionaron las libertades civiles y políticas y se quebró la confianza en las instituciones públicas, transformándolas en copamientos de poder.
Las consecuencias de la deslegitimación
La deslegitimación del adversario constriñó a casi dos generaciones de liderazgos políticos y entorpeció la formación de nuevos cuadros. Se impuso una sola visión y narrativa oficialista, con acciones simbólicas como hacer girar el reloj del Congreso Nacional al revés.
Un legado de dos décadas que hipoteca el futuro
El hostigamiento por más de veinte años minó la convivencia democrática, el diálogo político y la cultura de construir alianzas. Este proceso fue liderado por el MAS y todos sus operadores, conduciendo al país a una crisis severísima.
Gobernabilidad pendiente de un hilo
La gobernabilidad de la nueva administración penderá de una hilacha, sin importar el ganador de la segunda vuelta. El respeto al candidato electo estará en vilo por toda una estantería de discursos de odio y pensamientos viscerales que han predominado.