Jair Bolsonaro afronta juicio por conspiración en Brasil
El expresidente podría ser condenado a prisión este mes. El proceso judicial divide a la derecha brasileña a un año de las elecciones presidenciales de 2026.
Un juicio que resquebraja a la derecha
El campo bolsonarista asume que el expresidente ultraderechista, de 70 años, será sentenciado este mes a la cárcel, acusado de conspirar para mantenerse en el poder tras su derrota electoral frente a Luiz Inácio Lula da Silva en 2022. Sus seguidores realizaron manifestaciones de apoyo el domingo frente a su casa, donde cumple arresto domiciliario preventivo.
La pugna por una amnistía
Algunos colaboradores confían en una ley de amnistía en el Congreso, donde la derecha es mayoría. Un aliado calificó el proceso como «una persecución política vergonzosa». Sin embargo, los esfuerzos en este sentido fueron en vano hasta ahora. Se debaten dos opciones: un perdón ‘irrestricto’ para Bolsonaro o uno más ‘light’ que solo beneficiaría a simpatizantes condenados por el asalto a los poderes en enero de 2023.
El panorama electoral y las divisiones
Incluso si se librara de una condena, Bolsonaro aún tendría que revertir su inelegibilidad hasta 2030. En la derecha moderada, ya empezaron a asomar cabezas para las elecciones de 2026. Las divisiones se agudizaron con los aranceles de hasta 50% que Donald Trump impuso a las exportaciones brasileñas, lo que benefició por ahora a Lula. Esto provocó un intercambio de insultos entre Bolsonaro y su hijo Eduardo, según mensajes extraídos de un teléfono confiscado.
Un pasado de vueltas políticas
Las turbulencias de la derecha evocan las de la izquierda en 2018, cuando Lula, favorito pero condenado por corrupción y encarcelado, intentó hasta el final ser candidato. Finalmente no pudo y Bolsonaro fue electo. En 2019, Lula salió de prisión tras la anulación de sus condenas y ganó las últimas presidenciales.
Todo puede suceder en Brasil
El desenlace del juicio y la búsqueda de una amnistía definirán el liderazgo de la derecha de cara a las próximas elecciones. La situación recuerda la volatilidad de la política brasileña reciente, donde las condenas judiciales no siempre son definitivas.