Mercenarios Wagner se retiran de Mali tras fracaso militar y político
La salida del grupo ruso en 2025 deja masacres de civiles y pérdidas millonarias. Su operación de tres años, iniciada en 2021, debía combatir el insurgimiento islamista pero solo logró profundizar la crisis, según informes oficiales de la ONU y autoridades malienses.
Una alianza costosa y fallida
El grupo mercenario Wagner se retiró de Mali a mediados de 2025 tras tres años de operaciones. Habían llegado a finales de 2021 mediante un acuerdo promovido por el ministro de Defensa, Sadio Camara, y respaldado por la junta militar en el poder. El contrato tenía un coste de unos 10 millones de dólares mensuales para las arcas del estado maliense.
El punto de inflexión: la masacre de Moura
El evento más notorio ocurrió en marzo de 2022 en la aldea de Moura. Una misión de investigación de la ONU reportó que soldados malienses y combatientes extranjeros ejecutaron a más de 500 civiles y violaron al menos a 58 mujeres y niñas. Las autoridades malienses negaron su responsabilidad, pero este hecho se convirtió en un punto de inflexión que avivó la ira de las comunidades locales y sirvió como material de reclutamiento para los grupos yihadistas.
Derrotas en el campo de batalla y descoordinación
La asociación militar también se quebró en el terreno. En julio de 2024, separatistas tuaregs emboscaron un convoy cerca de Tinzaouatène. Los registros oficiales confirmaron la muerte de al menos 47 soldados malienses. Para septiembre de 2024, un ataque yihadista en el aeropuerto de Bamako mató a más de 100 personas, donde testigos reportaron que las unidades de Wagner retrasaron su intervención. Oficiales malienses se quejaron de que los mercenarios ignoraban las estructuras de mando.
Un contexto de inestabilidad y sanciones
La junta militar había tomado el poder el año anterior a la llegada de Wagner, en 2020. El grupo fue contratado para dar una respuesta más fuerte a los insurgentes islamistas tras la retirada de las fuerzas francesas. Sin embargo, la operación se desarrolló en un período de sanciones internacionales e inflación para Mali, lo que hizo que el coste mensual para el estado fuera aún más gravoso.
Un balance negativo para la seguridad y la economía
Para Mali, la asociación dejó un ejército debilitado, finanzas drenadas y un conflicto que aún se extiende por su territorio. La ONU y grupos de derechos humanos continúan pidiendo investigaciones por crímenes de guerra. Para Rusia, la campaña maliense demostró que la fuerza mercenaria por sí sola no puede garantizar influencia sin soluciones políticas o ganancias económicas.