La UE anuncia compra de energía estadounidense por 750.000 millones
El acuerdo depende de que las empresas privadas europeas quieran y puedan comprar. El pacto busca alejarse del gas y petróleo rusos. Sin embargo, la cifra triplica las compras actuales y supera la capacidad real del mercado.
Un acuerdo de intenciones frente a la realidad del mercado
La Unión Europea y Estados Unidos anunciaron un plan por el cual Europa compraría 750.000 millones de dólares en energía estadounidense en tres años. El objetivo es alejarse del gas y el petróleo rusos tras el ataque de Rusia a Ucrania, que cambió el mapa energético de la región. Funcionarios europeos han dicho abiertamente que no pueden prometer nada excepto una intención, ya que el acuerdo completo depende de que las empresas independientes en Europa deseen y sean capaces de comprar los volúmenes.
Las cifras no cuadran
En 2024, las naciones de la UE compraron unos 70.000 millones de dólares en energía estadounidense. El nuevo acuerdo exige 250.000 millones cada año, más del triple de las cifras actuales. El mercado mundial de GNL supera ligeramente los 200.000 millones de dólares anuales a precios actuales, por lo que el nuevo objetivo de la UE simplemente excede lo disponible.
El difícil camino de la independencia energética
Los datos de la UE confirman que los deliveries de gas ruso han caído del 45% a menos del 20% del suministro de Europa, y las importaciones de petróleo ruso bajaron de alrededor de un cuarto a menos del 3%. Esto tiene un coste, obligando a Europa a pagar precios más altos y a apresurarse a construir nuevos terminales para manejar el GNL estadounidense.
Una crisis que cambió todo
El trasfondo del acuerdo se remonta a la crisis energética europea provocada por el ataque de Rusia a Ucrania. Este evento cambió el mapa energético de la región, forzando a la UE a buscar urgentemente nuevas fuentes de suministro y a reducir drásticamente su histórica dependencia de los combustibles rusos.
La última palabra la tendrán las empresas
La eficacia del programa dependerá de las decisiones del libre mercado, no de los comunicados de prensa políticos. Las empresas trabajan con base en beneficios, no en política, y deben invertir miles de millones para construir más terminales de importación o barcos. La brecha entre las promesas públicas y la realidad empresarial sigue siendo amplia.