Corea del Sur invierte en astilleros de EE. UU. mientras Japón se retira
Japón rechaza invertir en astilleros estadounidenses a pesar de un acuerdo bilateral. La empresa Imabari Shipbuilding alega altos costes laborales y falta de cadena de suministro. Corea del Sur, en cambio, avanza con una inversión vinculada a aranceles valorada en 150.000 millones de dólares.
El repliegue estratégico de Japón
Imabari Shipbuilding, la principal astillera de Japón, confirmó en julio de 2025 que no invertirá en astilleros de EE. UU. Su presidente, Yukito Higaki, declaró que la empresa «no puede asumir tales compromisos en EE. UU.» debido a los altos costes laborales y a la falta de una cadena de suministro viable. En su lugar, el gobierno japonés ha destinado un paquete de un billón de yenes (unos 6.700 millones de dólares) para reconstruir su debilitada base naval doméstica, no para expandirse en América.
La respuesta de Corea del Sur
Corea del Sur está tomando la dirección opuesta. Seúl vinculó su propio acuerdo arancelario con Washington a una inversión en construcción naval valorada en unos 150.000 millones de dólares. El gobierno ha alentado a sus conglomerados, como Hyundai, Samsung y Hanwha, a expandirse en EE. UU. Hanwha ya adquirió Philly Shipyard en diciembre de 2024, asegurando una presencia directa en la construcción naval y comercial estadounidense.
Un mercado naval global en transformación
Japón ahora construye alrededor del 12-13% de los buques comerciales del mundo, una participación muy reducida en comparación con la cuota líder que tuvo décadas atrás. Corea del Sur posee cerca del 30% del mercado y China domina con más de la mitad. Estados Unidos, en comparación, produce aproximadamente el 0,1% de la tonelaje global. Este desequilibrio no solo afecta a las flotas comerciales, sino que también ralentiza la construcción de buques navales estadounidenses.
Dos aliados, dos estrategias diferentes
El contraste entre ambos aliados de EE. UU. es evidente. Mientras Tokia quiere que sus empresas apoyen los objetivos estadounidenses pero las astilleras privadas se niegan, Corea del Sur aparece como el socio más fiable. Seúl utiliza fondos públicos para mantener el flujo de pedidos y desarrollar diseños avanzados, una política que mantiene sus astilleros activos y competitivos. Para EE. UU., expandir la capacidad de producción y reparación aliada se ha convertido en una respuesta práctica a los retrasos y sobrecostes de sus programas navales.
Un sector clave para la seguridad nacional
El gobierno japonés continúa describiendo la construcción naval como una industria estratégica para la seguridad nacional y la cooperación entre aliados. Sin embargo, sus ejecutivos argumentan que deben utilizar su escaso capital para estabilizar la producción dentro de Japón. El transporte de hasta 200.000 componentes separados a EE. UU. les supondría años hasta que se formara una cadena de suministro viable.
El futuro de la construcción naval en EE. UU.
Corea del Sur se consolida como el aliado que está ayudando activamente a Washington a revivir una base de construcción naval que casi había desaparecido. Oficiales en Seúl han declarado que la demanda de EE. UU. guiará la inversión futura, con proyectos de mantenimiento naval y buques autónomos sobre la mesa. La eficacia de esta colaboración será crucial para la capacidad naval y comercial estadounidense en los próximos años.