Europa expresa dudas sobre acuerdos comerciales y de defensa con EE.UU.
La UE se compromete a comprar 750.000 millones en energía estadounidense. El pacto incluye una inversión europea de 600.000 millones y un nuevo objetivo de gasto de la OTAN del 5% del PIB. Los funcionarios europeos admiten en privado que los compromisos son aspiracionales y no vinculantes.
Un acuerdo de magnitudes históricas
El acuerdo comercial y de defensa entre Estados Unidos y la Unión Europea (UE) es de una escala ambiciosa. El componente energético implica que Europa se compromete a comprar 750.000 millones de dólares en energía estadounidense en tres años, un cifra que triplica con creces las importaciones anuales de 2024, que fueron de unos 70.000 millones. Paralelamente, la OTAN acordó elevar el gasto en defensa al 5% del PIB para 2032, un aumento significativo desde el objetivo anterior del 2%.
La brecha entre la política y el mercado
Funcionarios de la UE reconocen en privado que el compromiso energético depende enteramente de decisiones basadas en el mercado de las empresas europeas y carece de obligación vinculante. Los expertos son escépticos, ya que la meta supera el valor total del mercado global de GNL, que es de unos 200.000 millones de dólares anuales. Además, triplicar las importaciones requiere inversiones en infraestructura como terminales y gasoductos, desarrollos improbables a corto plazo.
Las concesiones comerciales
En el ámbito comercial, Estados Unidos aplicará un arancel del 15% a la mayoría de bienes europeos, una tasa menor a la amenaza inicial del 30%. A cambio, la UE se comprometió a invertir 600.000 millones en la economía estadounidense, una cifra que agrega planes de inversión privada preexistentes en lugar de fondos públicos nuevos.
División y descontento en Europa
La repercusión del acuerdo varía entre los ciudadanos europeos, ya que refleja divisiones internas dentro de la UE y la OTAN. Mientras las naciones de Europa del Este apoyan el mayor gasto en defensa ante la amenaza de Rusia, España se opone al objetivo, priorizando las necesidades sociales nacionales. Alemania acepta el aumento con cautela, viéndolo como un paso necesario para preservar el compromiso militar estadounidense en Europa. Francia criticó explícitamente el acuerdo comercial calificándolo de humillante, reflejando un profundo resentimiento.
Una relación transatlántica bajo presión
El contexto de este acuerdo se remonta a la drástica reducción de las importaciones europeas de gas ruso, que cayeron del 45% a menos del 20% tras la invasión de Ucrania en 2022. Esto creó una necesidad urgente de diversificar las fuentes de energía. Además, la influencia del expresidente estadounidense Donald Trump en las negociaciones generó malestar entre los líderes europeos, quienes expresan en privado inquietud por su diplomacia transaccional e impredecible.
Un futuro de incertidumbre
Los líderes europeos aceptaron en última instancia las condiciones estadounidenses para evitar las catastróficas consecuencias económicas y políticas de un conflicto comercial. La viabilidad a largo plazo de estos acuerdos dependerá de su confrontación con la realidad del mercado, la imprevisibilidad geopolítica y las profundas divisiones internas dentro de Europa.