Francia pierde sus bases militares en África ante nuevas potencias
Países africanos expulsan tropas francesas en busca de soberanía. Rivales como Rusia y China llenan el vacío con inversiones y seguridad. El presidente Macron intenta reinventar la relación en términos de asociación.
El fin de una era de influencia
La retirada militar francesa del Sahel ha sido rápida. Mali, Burkina Faso y Níger lideraron la expulsión, acusando a París de no derrotar a los yihadistas y de inmiscuirse en política. Para principios de 2025, Chad y Costa de Marfil, pilares de la influencia francesa, también ordenaron la retirada de tropas. El sistema postcolonial conocido como Françafrique se ha derrumbado.
Las causas del rechazo
Décadas de agravios llevaron a este rechazo abierto. Las masacres coloniales, el uso del franco CFA y la percepción de que París apoyaba a líderes complacientes mientras aprovechaba los recursos africanos fueron determinantes. Incluso los intentos del presidente Macron de romper con el pasado fracasaron, ya que sus quejas sobre la «ingratitud» africana fueron percibidas como paternalistas.
Un nuevo tablero geopolítico
Mientras Francia se retira, otras potencias avanzan. China es ahora el mayor socio comercial de África, con un intercambio que supera los 280.000 millones de dólares. Rusia, aunque más modesta económicamente, ha ocupado el espacio de seguridad abandonado por los franceses con su «Africa Corps». Turquía también ha expandido su influencia con drones militares y proyectos culturales.
Lo que aún conserva Francia
Francia sigue estando entre los principales inversores en África. Las empresas francesas emplean a cientos de miles de personas en el continente. El idioma francés, hablado por más de 120 millones de africanos, sigue siendo un vínculo crucial. Políticamente, aún cuenta con amigos, como el presidente de Senegal, que insiste en que «Francia sigue siendo un socio importante».
La sombra del colonialismo
Lo ocurrido en el África francófona hace eco de una tendencia continental más amplia. En toda África se están cuestionando los lazos coloniales y la soberanía es la consigna. Desde Uganda hasta Ghana, las viejas potencias ven revisadas sus relaciones. Francia, que fue la que más tiempo se aferró a su influencia, es la que más tiene que perder en esta ola de descolonización.
Un futuro de asociación, no de dominio
La era de Françafrique ha terminado. África no le pertenece a Francia para ganarla o perderla; le pertenece a los africanos. La relevancia futura de Francia dependerá de que acepte esta realidad y ofrezca comercio justo, inversión real y respeto por la soberanía. El continente, en crecimiento y rico en recursos, será moldeado por sus propias elecciones, no por la nostalgia de las antiguas potencias.