Woody Allen ofrece rodar una película en Rusia durante la invasión
El cineasta estadounidense se mostró dispuesto a colaborar con la industria rusa durante su participación por videoconferencia en la Semana Internacional del Cine de Moscú. El hecho ha provocado la condena inmediata de Ucrania, que considera la acción una herramienta de propaganda para el Kremlin.
Una declaración de amor en tiempo de guerra
Woody Allen fue la estrella del evento este domeso, donde declaró su amor por el cine ruso, en concreto por la película ‘Guerra y paz’. ‘Si hubiera ofertas, me sentaría a pensar en un guion que reflejara lo bien que uno se siente en Moscú y San Petersburgo’, afirmó el director, pasando de largo sobre la invasión de Ucrania por parte del país anfitrión.
La contundente réplica de Ucrania
El Ministerio de Asuntos Exteriores de Ucrania denunció la actitud de Allen en la red social X, calificándola de «una vergüenza y un insulto al sacrificio de los actores y cineastas ucranios». Añadió que ‘La cultura nunca debe utilizarse para encubrir crímenes ni como herramienta de propaganda’.
Un golpe de efecto para el Kremlin
La participación de Allen supone un éxito de propaganda para Moscú, que trata de mostrar que el aislamiento internacional por la guerra ha fracasado. Atraer a artistas de su talla es clave para el poder blando ruso, en un contexto de sanciones y censura en la industria cinematográfica local.
Un cineasta en busca de nuevos caminos
La oferta de Allen llega cuando su carrera atraviesa un momento de dificultad. El cineasta fue marginado por la industria del cine estadounidense después de que su hija adoptiva Dylan Farrow volviese a acusarle de abusos sexuales a finales de la década pasada, acusaciones que él siempre negó.
El arte como campo de batalla
Rusia lleva tres años y medio invadiendo Ucrania, un conflicto que ha causado cientos de miles de muertos. En este escenario, el Kremlin utiliza eventos culturales de renombre, como la Semana Internacional de Cine de Moscú, para proyectar una imagen de normalidad y romper su aislamiento internacional.
Una colaboración con profundas implicaciones
La disposición de Woody Allen a trabajar en Rusia, pese al conflicto, trasciende lo artístico y se enmarca en una guerra de narrativas. Su decisión final y el posible proyecto serán interpretados como un posicionamiento político en un conflicto que divide al mundo.