Canadá evalúa enviar tropas a Ucrania tras la guerra con aliados
Ottawa no descarta unirse a una misión de garantía de seguridad multinacional. La decisión final dependerá de un acuerdo aliado y de la firma de un alto el fuego. El primer ministro Mark Carney y el ministro de Defensa David McGuinty confirmaron la postura esta semana.
Un compromiso más allá de la ayuda económica
Canadá anunció un paquete de ayuda militar por valor de dos mil millones de dólares canadienses (unos 1.400 millones de dólares estadounidenses). Los fondos se destinarán a suministros urgentes, compras priorizadas por la OTAN y el desarrollo conjunto de drones y herramientas de guerra electrónica.
Posible papel en la posguerra
El historial de Canadá, que ha entrenado a más de 45.000 soldados ucranianos desde 2015, lo posiciona para asumir roles de monitoreo, logística y apoyo a la reconstrucción. Los funcionarios insisten en que no hay una decisión final, pero admiten que la planificación para diferentes escenarios está en marcha.
Un rompecabezas de seguridad internacional
Unos 30 países aliados negocian el formato de las garantías de seguridad para Ucrania, buscando disuadir un nuevo asalto ruso. Alrededor de 10 naciones discuten posibles contribuciones de tropas en áreas no frontlineas una vez se firme un acuerdo de paz.
Divergencias entre los aliados
Mientras Francia, Alemania y el Reino Unido mantienen abierta la opción de una presencia tras el alto el fuego, Polonia ha descartado enviar tropas y Estados Unidos dice que no pondrá fuerzas terrestres en Ucrania.
Preparándose para el día después
Canadá, que ya comanda la brigada avanzada de la OTAN en Letonia, se está posicionando para el escenario de posguerra. La credibilidad de la OTAN, la seguridad europea y la estabilidad del comercio global están en juego, según la visión expuesta por sus líderes.
Una apuesta por la estabilidad global
Mantener abierta la opción de desplegar tropas es una señal para aliados y para Moscú de que cualquier paz estará respaldada por más que palabras. Para Canadá, las implicaciones trascienden Ucrania, afectando a la arquitectura de seguridad internacional.