Bolivia debate reformas económicas postelectorales para nueva década
El gobierno entrante debe elegir entre un ajuste drástico o un cambio gradual. El dilema se plantea tras la jura de la nueva Asamblea Plurinacional. La prioridad es estabilizar la macroeconomía y gestionar el impacto social.
Un ring de boxeo con árbitro distraído
El próximo gobierno boliviano enfrenta el desafío de aplicar reformas económicas que definirán la próxima década. Debe optar entre una «terapia de shock» al estilo Big Bang o un gradualismo con tilde socialdemócrata. La primera opción busca credibilidad inmediata pero conlleva alto costo social; la segunda promete más consenso pero riesgo de bloqueos por grupos de interés.
La secuencia importa
Los expertos coinciden en una secuencia: primero, la estabilización macroeconómica con déficit fiscal bajo control y un Banco Central que inspire confianza. Segundo, la liberalización interna de subsidios y precios. Tercero, ordenar el sistema financiero. Solo entonces se podrá abrir la economía al exterior con reglas claras.
Gestionar ganadores y perdedores
Cada medida económica redistribuye rentas y genera protestas. Una devaluación beneficia a exportadores pero perjudica a importadores. Reducir subsidios a combustibles alivia al fisco pero tensiona a transportistas. La gestión requiere transparencia, compensaciones focalizadas y un relato convincente para la ciudadanía.
La batalla de las narrativas
Tan crucial como el diseño técnico es la construcción de una narrativa política clara y creíble. Los ciudadanos no leen balances, leen titulares y escuchan rumores. Sin una comunicación efectiva que anticipe resistencias, cualquier reforma puede terminar en bloqueos y marchas.
Medir para no errar
Se propone implementar Indicadores Clave de Desempeño (KPIs) para evaluar objetivamente las reformas. Estas métricas medirían la estabilización macroeconómica, la credibilidad cambiaria, el impacto social, la solidez del sistema financiero, la competitividad y la confianza política y empresarial.
Una ventana de oportunidad en la crisis
Bolivia inicia un nuevo ciclo político el 9 de noviembre de 2025. El contexto exige que los equipos económicos pacten una transición transparente y organizada. La población demostró civismo en las urnas; ahora se espera que la clase política responda con una transición civilizada del poder.
La última oportunidad para un proyecto de país
La historia juzgará la capacidad de leer el tiempo político y tejer coaliciones. Transformar esta crisis en un proyecto de país requiere actuar con estrategia. No hacer nada cuesta más que actuar, pero actuar sin estrategia cuesta todavía más.