Bolivia reestructurará su política exterior tras cambio de gobierno
El nuevo gobierno enfrenta denuncias internacionales por DD.HH. y una crisis económica. Tres diplomáticos plantean una reconfiguración total de las relaciones internacionales, priorizando la ayuda financiera y el respeto a los derechos fundamentales.
Un giro necesario en la diplomacia
El viraje político en Bolivia tras los últimos comicios tendrá repercusiones inmediatas en su política exterior. El nuevo gobierno deberá enfrentar un arranque marcado por denuncias de violaciones a los derechos humanos que ya alcanzaron instancias internacionales y señalamientos por la existencia de presos políticos de la oposición.
Los pilares del cambio
La excanciller Karen Longaric plantea tres pilares para la nueva diplomacia: el respeto a los derechos humanos en el marco del derecho internacional; fortalecer las relaciones bilaterales con todos los estados democráticos, y reconstruir la institucionalidad de la cancillería. Por su parte, el diplomático Jaime Aparicio sentenció que «Bolivia necesita reestablecer las mejores relaciones con la Unión Europea, Estados Unidos y los países que nos van a ayudar en temas de inversión».
Un legado complejo y un futuro incierto
El Estado boliviano ya no cuenta, como en 2006, con ingentes recursos por la venta de gas. Además, enfrenta más de 20 juicios ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte-IDH) por violación a los derechos humanos, torturas y ejecuciones, y está en puertas de un nuevo arbitraje internacional anunciado por la transnacional Shell por incumplimiento de contrato.
Cerrando un ciclo, abriendo otro
La eficacia de la nueva política exterior dependerá de su capacidad para mejorar las relaciones con actores clave y atraer inversión en un contexto de restricciones económicas y cuentas pendientes en materia de derechos humanos. El impacto de este giro diplomático se evaluará en su habilidad para navegar estos desafíos.