Mineros bolivianos marchan contra cierre de minas en 1986
Más de 10 mil trabajadores y amas de casa participaron en la protesta contra el Decreto 21060. La movilización fue interceptada por el Ejército y finalmente disuelta, lo que significó la derrota del movimiento minero revolucionario.
Una lucha por la supervivencia
La Marcha por la Vida se desarrolló del 21 al 28 de agosto de 1986. Partió desde Oruro hacia La Paz con el objetivo de exigir la derogatoria del Decreto Supremo 21060, que decretaba el cierre de minas de la COMIBOL y el despido masivo de trabajadores. La movilización buscaba frenar la privatización de las minas estatales y la llamada «relocalización» de 35 mil obreros. Durante el recorrido, se sumaron campesinos, gremiales, universitarios y otros sectores en un acto de solidaridad espontánea.
La respuesta del gobierno
El gobierno de Víctor Paz Estenssoro decretó estado de sitio el 28 de agosto e instruyó interceptar y desarticular la marcha. Fuerzas combinadas del Ejército y la Policía, con blindados de los Regimientos Tarapacá y Camacho, sitiaron a los marchistas en Calamarca. Se realizaron vuelos rasantes de aviones de guerra de la Fuerza Aérea Boliviana (FAB) para generar terror psicológico. Ante esta situación, la dirigencia de la Federación Sindical de Trabajadores Mineros de Bolivia (FSTMB) decidió disolver la movilización para evitar una masacre.
La polémica disolución
La decisión de dar por terminada la marcha fue calificada por muchos trabajadores de base como «una traición de los dirigentes de la FSTMB a la clase obrera». Testimonios de la época reflejan la división de opiniones: mientras algunos dirigentes defendieron la medida como necesaria para evitar un baño de sangre, otros sectores mantuvieron una firme oposición. Los mineros fueron retornados a Oruro en volquetas y buses contratados por el Gobierno.
El contexto de una medida drástica
El Decreto Supremo 21060 fue suscrito por Víctor Paz Estenssoro el 29 de agosto de 1985. Este documento, que declaraba que «Bolivia se nos muere», sepultó el capitalismo de Estado e incorporó al país al modelo de libre mercado. La medida se aplicó en un contexto de hiperinflación agravada por el derrumbe del precio del estaño, una estrategia atribuida a Estados Unidos (EEUU) para presionar económicamente al gobierno izquierdista anterior de Hernán Siles Zuazo.
El fin de una era
El resultado de la Marcha por la Vida fue la derrota del movimiento minero revolucionario. Este hecho consumó la desnacionalización de la minería, el cierre de 36 distritos industriales mineros y el despido de 35 mil mineros. Se impuso así el modelo de libre mercado y terminó el capitalismo de Estado como modelo de acumulación del capital, un cambio que marcó profundamente la historia económica y social de Bolivia.