Dos debutantes políticos se disputan la vicepresidencia de Bolivia
Edman Lara y Juan Pablo Velasco acompañan a los presidenciables en el balotaje. El expolicía y el emprendedor tecnológico, de estilos opuestos, asumirán la presidencia de la Asamblea Legislativa. El Tribunal Supremo Electoral tiene prevista la segunda vuelta para el 19 de octubre.
Estilos en las antípodas
Juan Pablo Velasco (JP), candidato de Jorge Tuto Quiroga (Libre), se define a sí mismo: «Soy un emprendedor en tecnología, no soy un político». En contraste, Edman Lara, compañero de fórmula de Rodrigo Paz (PDC), lanzó un encendido discurso advirtiendo: «Si Rodrigo Paz no cumple, yo lo encaro, lo enfrento!». Sus declaraciones sacudieron al ámbito político, siendo percibido por algunos como un «nuevo caudillo».
Análisis de perfiles y repercusión
La historiadora Sayuri Loza observó un contraste evidente. Percibe en JP una comunicación débil y dificultad para conectar con la gente, mientras que Lara muestra una oratoria encendida que genera temor en ciertos sectores. El constitucionalista Carlos Börth subrayó que la principal debilidad de ambos es su juventud y su nula experiencia para liderar un órgano clave como la Asamblea Legislativa.
Un Legislativo en transformación
Independientemente del resultado, la Asamblea cambiará de rostro. Börth destacó que quedará sin la bancada mayoritaria del MAS, cuyas pugnas internas provocaron una «devaluación absoluta» del Legislativo en los últimos años. El desempeño del futuro vicepresidente estará sujeto a la capacidad política de los nuevos diputados y senadores.
El escenario de un balotaje inédito
El país se encamina a una segunda vuelta electoral el 19 de octubre, un escenario no habitual en la política boliviana. Esta contienda define no solo la presidencia, sino también el control de la Asamblea Legislativa Plurinacional, que quedará en manos de una fuerza política distinta al MAS por primera vez en años.
La gobernabilidad pendiente de un resultado
El analista financiero Jaime Dunn urgió a las dos fuerzas a conformar con carácter de urgencia el proceso de transición. La capacidad de gobernar del próximo mandatario dependerá en gran medida de la habilidad de su vicepresidente para conducir la Asamblea Legislativa y construir los acuerdos necesarios.